sábado, 29 de octubre de 2011

Fragmento de la vida de Damien Covey


- ¿Qué carajo hago aquí?- me pregunté confundido
Sabía dónde estaba, sabía porque había ido, pero no sabía lo que hacía ahí. Desde pequeño me criaron para seguir el camino del bien, de una manera tan forzosa que parecía algún tipo de obligación, ahora… se me estaba dando ese maravilloso donde elegir; es probable que por esa razón me encontrara ahí.
¿Sabía que lo que hacía estaba mal? Probablemente, pero en el fondo me enajene para hacerme creer a mí mismo que eso era lo que quería. Ciertamente hasta ese momento aún no sabía del todo lo que era,  sólo estaban esas ganas de morir, de matar. Ese tipo de instintos que me hacían intuir lo que en realidad era. Estaba seguro de que no era un ángel. ¿Tal vez un demonio? Era probable, mi hermano ya había tomado ese camino. Pero yo, yo no me sentía del todo bien siendo como uno, ya lo había experimentado, había hecho sufrir  a tantas personas como monedas en el pozo de los deseos, pero eso no me satisfacía del todo. ¿Qué era entonces lo que buscaba? Libertad, la libertad de elegir, de ser, de pensar, de querer, la libertad de existir.
La lluvia mojaba mi cuerpo, pero yo ya no sentía frio. De hecho, ya no sentía gran cosa, sólo tristeza e ira, y muchas veces únicamente ira. Debí tener miedo, hubiera sido una reacción natural después de tener frente a mí a Hurgh, una de las tantas formas del rey de los demonios. Debí sentirme honrado, hubiera sido una reacción anticipada, después de todo, él mismo había ido a buscarme para que me uniera a sus filas.
- ¿Qué piensas hacer?- dijo él mientras me veía a los ojos de una manera casi desesperada
- ¿Sabes que en este momento tengo encargado matar a tu mano derecha verdad?
- Estoy consciente, pero no eres un ángel y lo sabes.
Sus palabras debieron darme en el pecho como una afilada daga, pero simplemente se sintieron como el soplo de una pequeña briza, mi mirada seguía fija en él, no sentía miedo, no sentía nada.
- No, no soy un ángel, pero por alguna razón debo matar a tus malditas perras- sonreí con sarcasmo
- Tú no debes hacer todo lo que él te ordene- replicó
- Ni lo que tú me ordenes tampoco- recobré la seriedad
Hurgh sabía que se estaba tornando un poco difícil el convencerme de unirme a sus filas, tal vez lo más sensato para él hubiera sido matarme, pero con esa forma le iba a resultar si no imposible al menos muy complicado y agotador.
- Tú puedes tomar el puesto de mi mano derecha- sonrió con desesperación
- Yo no quiero ser tu perra
La lluvia de pronto se esfumó y dejó asomarse a una tímida luna en aquel cementerio,  él pudo ver mis ojos llenos de seguridad, si bien antes de que se apareciera estaba completamente seguro de unirme a sus filas, ahora algo había cambiado, no tenía ni la menor intención de prestar mis servicios a alguien tan incompetente como él.
- ¿Prefieres morir?
- A veces- coloqué mi mano en la mejilla y la barbilla
- Mandaré a una legión para que te dé una lección
- Sabes lo que haré con tus patéticas legiones- sonreí- además, no puedes hacerlo, el sello de los ángeles seguirá vigente un par de años más, después podrás amenazarme todo lo que quieras.
- …cerdo
- ¿Acaso creías que desconocía el porqué te encontrabas en este mundo con una de tus formas más débiles y lastimeras?
- Estoy hartándome de ti, si no fuera porque me serías de gran utilidad al igual que tu hermano, ni siquiera estaría perdiendo mi tiempo aquí.
El mencionar a mi hermano no me había causado la menor impresión, él quería matarme y eso realmente me tenía sin cuidado, tenía peores cosas de que preocuparme como para pensar en un mocoso envidioso y arrogante. Pero, sin duda, no sabía que camino elegir, tal vez debía considerarlo con calma.
- Lo pensaré- bajé la mirada
- Ya no eres tan altanero ahora ¿Verdad?- sonrió satisfecho
- Esfúmate, antes de que cambie de opinión- lo miré con desprecio
Dicho esto, Hurgh se convirtió en un denso humo negro que se fue disipando poco a poco, yo me quedé sentado sobre una lápida un par de horas más, la noche era lo suficientemente tranquila como para pensar. ¿Elegir siempre era tan complicado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario