domingo, 24 de noviembre de 2013

Yvridio 6.2



 Sonreí tontamente al recordar sus besos. Eran tan naturales, pero al mismo tiempo me dejaban sin habla, con el corazón acelerado y respirando agitadamente; no me importaba, aunque me provocaba coraje, ver como él solo sonreía abiertamente luego de besarme. Tome una liga de mi tocador y me recogí el cabello en una coleta alta, cuando alguien llamo a mi puerta. Creí que era James, pero al abrir me encontré con Victoria, a quien me apresure a abrazar.

-Lamento mucho la actitud de James- me susurro al oído, estrechando su abrazo.

-No importa, sé que es difícil para él y que solo lo hace porque me quiere- conteste, aunque en el estomago sentía como si alguien me hubiera golpeado. No estaba realmente segura de lo que pasaba por la mente de James, vivíamos juntos, pero parecíamos dos extraños o dos almas vagando por la misma casa, sin intenciones de cruzarse una en el camino de la otra.

 Nos sentamos en la orilla de la cama, ella se veía realmente avergonzada por la actitud de mi hermano, aunque ella no tenía nada de culpa ni de responsabilidad por lo que pasaba. Esto se debía a que nuestras vidas habían cambiado drásticamente en un abrir y cerrar de ojos, lo cual era complicado para ambos; apenas y éramos consientes de que no éramos totalmente humanos, sino que teníamos algo de ‘’divinidad’’ gracias a nuestro ausente padre, a quien ninguno se molestaría en buscar, debido a que probablemente nos gustaría estar en una mejor condición, para reprocharle todo sin temor a que pudiera dañarnos. Eso era algo de lo que tampoco estábamos seguros, de si un ángel dañaría a un hibrido o no, o de si podríamos hacerle algo. Yo sabía que al ser híbridos, teníamos aquella parte humana que nos daba libre albedrio y la capacidad para elegir entre seguir por el camino del bien o del mal, pero ¿Qué significaba realmente tener una parte angelical y porque nuestra familia estaba tan estrechamente ligada con los ángeles y los demonios, si es que ambos eran reales? No teníamos pruebas que comprobaran o refutaran lo que éramos, pero había cosas inexplicables, como la aparición de Bael, Lucian, Mio… la extraña habilidad de Damien para aparecer y desaparecer como si de vapor de agua se tratara. Era complicado, y confuso… y Victoria estaba inmersa en todo este mundo sin saber siquiera lo que ocurría a su alrededor.

 Quizá era cierto que los humanos solo se veían afectados por las decisiones que otros tomaban, ellos solamente podían dejarse llevar por ellas, como si fueran arrastrados por la corriente. Eso no estaba bien, no tenía sentido. ¿Por qué los humanos no reclamaban nada?, si existían los ángeles y los demonios, ¿eso no era prueba suficiente de la existencia absoluta de Dios y Satanás? Su lucha eterna debía terminar en algún momento, alguien tenía que hacerlos entender sus errores. Siempre vi a Dios como un ser arrogante que no hacía nada por ayudar a quienes lo veneraban, simplemente observaba como los humanos se destruían unos a otros, por el anhelo de obtener poder o riquezas; Satanás, simplemente se aprovechaba de la debilidad humana y de su codicia. Quizá mi hermano James y yo, no fuéramos algo bueno, no éramos una creación divina, sino un error de la naturaleza; era algo que sólo el tiempo se encargaría de hacernos saber. Si era cierto que cada criatura viviente sobre la Tierra tenía un motivo y razón de ser, nosotros sabríamos nuestro propósito tarde o temprano…

-¿Corina?- gimió Victoria en mi rostro, mientras me agitaba un poco.

-Oh, lo siento…- admití, me había perdido en mis pensamientos-. Todo estará bien, esto no es culpa tuya. Se solucionará.

-Eso espero- respondió, con una sonrisa nerviosa-. Es tarde…

 Volví a sonreír y la abrace con fuerza, antes de levantarnos y encaminarnos a la sala, donde mi hermano alzo la mirada al verla acercarse; siempre envidie la manera en la que la miraba, pero ahora, podía comprender la veneración con la que la admiraba cuando la tenía cerca. Nosotros no amábamos de la misma manera que los humanos, y Victoria veía algo maravilloso en mi hermano, no otro a ser humano, sino algo totalmente etéreo; ¿era así como yo miraba a Damien?, me pregunte. Probablemente, respondió automáticamente mi mente, en un tono de burla.

 Mi hermano encendió el motor, emprendiendo la marcha hacia la escuela. En todo este tiempo no había pensado en Lucian o en Mio, ella me preocupaba, porque era mi amiga y la apreciaba; quizá su comportamiento se debía a su cercanía con Lucian y a todo lo que él, como demonio significaba. Suspire, hundiéndome en mi asiento; ¿ella seguiría siendo la misma de siempre, o lo que había pasado traería conflictos ente nosotras? Yo esperaba que no, porque eso me dolería, pero si pasaba… tendría que vivir con ello, ya que a mi pensar los demonios no eran mis enemigos; hasta ahora, los que conocía… habían sido partes importantes en mi vida, y por su naturaleza no dejarían de serlo, no podía olvidar todo para odiarlos y cazarlos, como se esperaba que hiciera. Quizá no todo estaba tan bien como yo creía, para mí estaba bien, porque Damien estaba conmigo y me quería, pero aun tenía cosas que entender y que aprender; debía hacerme cargo de mi destino y de mi trabajo como hibrido. Aunque, ¿Cuál era mi trabajo?, ¿asesinar a quienes no eran como yo? Esto es demasiado, pensé al momento en el que bufe, hundiéndome en el asiento de la camioneta de mi hermano, Victoria lo noto, y puso su mano sobre el brazo de mi hermano, un gesto que denotaba una búsqueda de apoyo o comprensión de él hacia mí; yo no sabía hasta qué grado James sabía sobre lo que éramos o teníamos que hacer con nuestra naturaleza, no habíamos tenido la oportunidad de hablar al respecto.

  Al llegar a la escuela busque el automóvil de Damien con la mirada, pero no lo encontré, sólo vi a Mio del otro lado del estacionamiento, mirando hacia la dirección en la que venía Lucian. En otro momento, me habría parecido enfermizo verlos juntos, pero ahora ni siquiera me resultaba incomodo, sólo un poco confuso, porque Lucian era extraño y no hacía mucho tiempo me había dicho que aun me quería y que me extrañaba, y ahora se paseaba por la escuela con una de mis mejores amigas; la cual, parecía no darse ni por enterada de lo preocupada que me tenía. Cerré los ojos con fuerza y suspire, antes de abrir la puerta y precipitarme hacia afuera; James y Vicky ya habían salido y a mi hermano no le preocupaba mucho dejar la camioneta a mi cuidado. Salí distraída y me tropecé con el pie de alguien, yéndome de bruces contra el suelo, o eso creí hasta que sentí su brazo alrededor de mi tórax, impidiendo mi caída; mis mejillas se ruborizaron rápidamente. Su tacto era inconfundible, el calor de su piel me hacía sentir segura, el acompasado latido de su corazón me quitaba el aliento y el aroma que despedía su ropa me mareaba de una forma extraña. Me ayudo a incorporarme, sin soltar mi brazo, y me miro a los ojos, esbozando una sonrisa tranquila.

-Deberías tener más cuidado- murmuro, sin prestar atención a nada más que a mí, lo que provoco un nuevo sonrojo.

-Lo siento- murmure, incapaz de dejar de mirarlo.

-Debemos ir a clases- cerró los ojos, bajando su mano suavemente, apenas rozándome la piel con la yema de los dedos-. Vamos, Cora…

 Camine a su lado, tratando de ignorar la manera en que se erizo mi piel, con la mirada fija en el asfalto del estacionamiento. Mi mente volvió a los pensamientos que había tenido esa mañana, cuando comprendí la manera en que Victoria miraba a mi hermano; era algo mágico e indescriptible, pero… ¿realmente yo miraba así a Damien?, era obvio que no lo veía como a Lucian, porque mi corazón no reaccionaba de la misma manera. Ahora Lucian era la representación más cercana de odio que había sentido en mi vida, Damien por otro lado… era la clara expresión de que podía querer a alguien, sin dejar de ser yo misma. Sin embargo, yo no era del todo humana, y él tampoco; ¿qué era lo que nos unía? Ahora creía que mi unión a Lucian era algo irreal, un capricho de él mismo… movido por el capricho; Damien y yo éramos híbridos, aunque aun desconociera la definición real de la palabra, no teníamos la fuerza que tenían ellos. Esto… ¿era real?

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