Me pareció tan extraño verla salir del vestidor, mirarme y luego que me ignorara de esa forma tan inusual… ella nunca fue capaz de ignorarme así, tenía una especie de poder sobre ella… algo que ni yo mismo podía explicarme. Sin embargo, sucedió… de una manera completamente ilógica; y no solo eso, también desapareció del gimnasio con una extraña mueca en el rostro. ¿Qué demonios estaba pasando?, no lo sabía pero iba a averiguarlo, le lance el balón a Aarón, con cierta violencia, y me acerque al vestidor de mujeres para llamar a Sara, la había visto entrar… detrás de Natalia, pero no la vi salir con ella, también entro Christina y ninguna la acompaño… lo cual era sumamente extraño.
-¡Sara!- exclame con cierta desesperación.
-¿Qué?- murmuro ella abriendo la puerta con sigilo.
-¿A dónde fue Natalia?- inquirí con la voz alzada dos octavas más de lo necesario-, ¿alguna idea?
-Ninguna- espeto Christina saliendo del vestidor abruptamente-. ¿Dónde esta?
-Salió de aquí, me miro… luego tomo una llamada y desapareció- le informe, mientras Sara salía también.
-Kristen…- mascullo Sara, como si soltara una blasfemia en lugar de un nombre.
-¡¿Se lo dijiste?!- gruñí, mirándolas a ambas.
Sara asintió y Christina la secundo con timidez, seguramente al ver mi rostro demacrado por la noticia. Se habían comportado como novatas, como dos idiotas sin nada mejor que hacer, ¿Por qué diablos le habían informado eso?, Natalia lo malinterpretaría todo y movería cielo, mar y tierra para salvar a alguien que no fuera ella misma. Las mire lleno de ira, no sabia con quién estaba más enojado, si con ellas por haberle dicho, con Natalia por ser tan inocente, voluble e ingenua, o con Kristen… que siempre estuvo detrás de todo esto, y porque era la persona que mas anhelaba verme destruido. Lo peor era que ahora no solo corría peligro la vida de Irina, sino que también la vida de Natalia y la de su padre estaban en un riesgo grave, quizá hasta las nuestras estuvieran implicadas en el juego, y tontamente no habíamos vuelto blancos de la creciente ira de Kristen. ¿Quién diablos la había llamado?, lo más importante, ¿Qué rayos le había dicho? Pero la respuesta era más que obvia, Kristen le había llamado y seguramente la había amenazado con algo, algo a lo que Natalia no se negaría en actuar.
Me sentí estúpido e impotente, pero me aleje de ellas para no dañarlas… sabia que lo haría si no me alejaba; Aarón me miro y salió detrás de mí, al igual que Christina y su sequito, me detuve un segundo en la puerta… tratando de meditar sobre lo que estaba sucediendo, si no nos movíamos rápido, Kristen iba a matarla, de eso no había duda… no era el único que lo sabia de antemano.
-¿Qué esta pasando, Ian?- exigió saber Aarón.
-Natalia- susurro Sara en un siseo casi inaudible, sabiendo que era toda la información que tenia que dar.
-¿Se llevo sus cosas del vestidor?- murmure sin abrir los ojos, buscando algún consuelo.
-No, no se las llevo- contesto Christina, todos habían entendido el mensaje, solo con escuchar el nombre- Pero… no se si regrese.
-¿Qué vamos a hacer?- inquirió Sara algo asustada-. Kristen es astuta, y sabe que Natalia no puede contra ella… y también sabe que pretendemos protegerla, conoce nuestro modo de actuar, el de cada uno de nosotros… es casi imposible engañarla.
-No es de nuestra incumbencia- sentencio Aarón con frialdad-. Tú sabias perfectamente que ella corría peligro al estar contigo y no te importo, no es problema de la Organización.
-Tienes razón, no lo es…- gemí abriendo los ojos, mirándolo con rabia-. Pero es mi problema y lo voy a solucionar con o sin su ayuda.
¿Cómo diablos podía ser tan frio?, ¿Por qué no recordaba lo que vivió cuando Sara estuvo en un peligro similar?, ¿Por qué tanto egoísmo? Abrí la puerta de golpe, huyendo de su mirada acusadora y gélida, la iba a salvar… no sabia como lo iba a hacer, pero tenia que hacerlo… sin importar las consecuencias, mi propia vida había pasado a segundo termino; camine por el corredor con prisa, necesitaba a Maurice y a George, ellos no me defraudarían… y Maurice apreciaba a Natalia, por lo tanto se convertiría en mi aliado… y al estar Maurice, Raven no dudaría en ayudarnos… y buena falta nos haría. Escuche dos pares distintos de pisadas, pero no me gire a ver de quiénes se trataba… solo quería llegar al salón de Química Orgánica. No pude evitar no recordar a Kristen, su diabólica mirada al momento de ejecutar una orden dada por su padre… su deformado rostro al asesinar sin piedad a alguien inocente, por mera satisfacción personal, por momentos no podía evitar sentir una repulsión incontrolable… aunque hubiera sido mi compañera, yo nunca fui tan ruin como ella. Fui amenazado, de muerte, por su culpa… porque se enamoro de mí y no quería que fuera de nadie más, su padre me llamo a su presencia para advertirme sobre lo que sucedería si yo traicionaba el amor de su única hija, o al menos eso era lo que él creía… porque en otro país, al otro lado del mar, Aarón encontró a Irina… la media hermana de Kristen; me detuve en seco, de eso se trataba… una ejecución… utilizando a Natalia como señuelo, Kristen quería llegar a Irina… para matarla y borrarla del mapa… para que su padre no tuviera que aceptarla y entonces ella se quedara sin la jugosa fortuna que había creado su padre con sus asquerosas acciones. ¿Cómo demonios no lo vi antes?, por eso el grupo de Christina se esmeraba tanto en proteger a Irina Slade, o eso les habían encomendado como misión… aunque no supieran porque; todo tenia sentido… todos habíamos sido piezas de un elaborado plan de Kristen, siempre fue una estratega estupenda, no se porque me sorprendió su hazaña. Un plan rebuscado, sin duda, complicado también, pero sumamente efectivo; ese fue su fuerte siempre… trazar planes complicados, tan complicados que solo una mente como la suya podía ejecutar a la perfección, sin cometer un solo error… por eso su equipo fue entrenado por ella misma, para que fuera igual de efectivos que ella. No iba a ser una tarea fácil eludir su plan, no sin ayuda de Alexander, los necesitaba a todos… incluido a Aarón; iba a tener que recurrir al chantaje para conseguir su ayuda, suspire y baje la cabeza… esbozando una sonrisa carente de gracia. Nunca fui bueno trabajando solo, y el equipo de Christina no iba a servirme de mucho, no cuando estaba tan acostumbrado a la efectividad de mi Organización… ignoraba como trabajaban ellos y mas aun, desconocía completamente si estuvieran dispuestos a ayudarme.
-¿Ian?- gimió la voz de Sara a mis espaldas.
Me volví para mirarla, y me encontré a todo el sequito de Christina reunido detrás de las menudas chicas… ambas tenían una decisión tomada y podía verla reflejada en sus ojos; al menos no estaba solo, pero podía estarlo si se negaban a seguir ordenes mías.
-Nosotros estamos dispuestos a ayudarte- aseguro Christina con una sonrisa de suficiencia-. Lo haremos con o sin tu autorización.
-Yo también voy- inquirió Sara con orgullo-, por ende… la mayoría de la Organización te apoya…
No supe que decir, mi mente se quedo en blanco al encontrar una pequeña luz de esperanza para salvar la vida de la mujer que más amaba, y que más había amado en toda mi vida; no me perdonaría que le sucediera algo y al parecer no era el único que lo pensaba férreamente. Sonreí con agradecimiento, y Sara corrió a abrazarme… a modo de consuelo, era increíble que me conociera también; no solo estaba decidido a salvar a Natalia, sino que también me sentía débil e impotente… no estaba cien porciento seguro de que lo lograría y me daba miedo que en lugar de salvarla… acortara aun más su vida, su existencia o aniquilara cualquier oportunidad que tuviera.
-Todo estará bien- me aseguro Sara al oído-. Natalia estará bien y volverás a verla, te lo prometo…
Asentí una sola vez y la abrace contra mi cuerpo, me recordaba tanto a mi madre… la apreciaba tanto como si lo fuera… a mí me había hecho falta una madre y la había encontrado en Sara; y encontré una familia en la Organización, no podía pedir otra cosa, no luego de conocer a Natalia también… en ese momento lo tuve todo y ahora me negaba fieramente a perderlo. Sara le susurro algo inaudible a Christina, y está siguió por el camino que yo había tomado minutos antes, ambas se habían dado cuenta de mi incapacidad para actuar con la cabeza fría en ese momento… solo quería llegar y matarla con mis propias manos; pero con los pensamientos tan nublados por mis sentimientos no tenia ninguna oportunidad, ni de sobrevivir siquiera. Sin un plan, al nivel de Kristen, ni aunque contáramos con toda la ayuda posible… podríamos tener una remota oportunidad de éxito. Odiaba mi nueva debilidad, mi incapacidad de protegerla… lo mejor para ella hubiera sido que se alejara de mí mientras aun le fue posible, ahora… ya no la tenia conmigo, estaba en un peligro inminente y ante el cual no me podía enfrentar solo. No supe como me desplome al suelo, ni me percate de que Sara seguía pegada a mí como mi sombra, mirando por el corredor…, seguramente, esperando a que Christina apareciera con todos nuestros compañeros detrás suyo.
¿Qué iba a hacer?, ¿Cómo iba a explicárselo a Billy?, ella era su única hija, y le debíamos muchos favores a Billy, él nos había ayudado bastante con nuestras acciones ilegales… y yo le jure que cuidaría a Natalia, con mi vida si era necesario; acepto de mala gana, porque él no estaba enteramente de acuerdo con nuestra relación… pero no podía negarle la felicidad a su hija, la amaba y quería lo mejor para ella… igual que yo, aunque me empeñara en creer que esto era culpa mía.
-Todo está bien…- susurro Sara con serenidad, mientras intentaba consolarme.
-No, nada esta bien- murmure en un débil siseo-. Esto es mi culpa y lo voy a solucionar…
-Ian…- gimió la voz de Sara a mis espaldas.
No la mire, no se si fue por pura confusión o porque si lo hacia me prohibiría a mi mismo actuar sin ayuda y, como si fuera mi verdadera madre, obedecería su orden; ellos no se merecían verse embarrados en esto… yo había elegido mi camino y Aarón tenia razón, yo conocía las consecuencias de lo que estaba haciendo, conocía los riesgos y aun así los tome… sin preocuparme por la seguridad de la mujer que amaba. Fui un egoísta y un estúpido sin remedio, pero ahora estaba dispuesto a arreglarlo… sin involucrar a nadie más en esto; camine rápidamente hacia el estacionamiento, intentando no pensar demasiado en Natalia… para tratar de concentrarme un poco más en lo que estaba apunto de hacer.
Me detuve en seco al mirar una silueta esbelta recargada en la cajuela de mi auto, era inconfundible… aunque hubieran pasado 2 años desde que deje de verla… seguía tan fantástica como siempre; su cuerpo esbelto bien proporcionado, su cabello rojo cayendo como una interminable cascada de fuego sobre sus hombros, combinando a la perfección con sus ropas negras, enmarcando su rostro lechoso… que parecía translucido por las repentinas nubes que ocultaron la luz del sol, aquellos centelleantes ojos cobrizos… que eran completamente insondables, inescrutables, y misteriosos… pero que ahora irradiaban una satisfacción casi palpable, haciéndome sentir completamente miserable y al parecer eso era lo que pretendía lograr conmigo. La clase de mujer que consigue lo que quiere, generalmente, con su pura belleza… belleza que encandilaba a los hombres y que le era una gran ventaja, alguien a quien envidiar por su forma de actuar y por su éxito casi perfecto… y al mismo tiempo alguien de quien cuidarse… alguien a quien no te gustaría tener como enemigo. Me quede mudo, mientras sus labios se curvaban en una extraña sonrisa… mezclando el cinismo con el orgullo, parecía saber algo que yo desconocía… pero se acerco con una cautela injustificada, mas bien fingida, cosa que no se le dificultaba, ella podía moverse con una libertad envidiable por su entorno, cualquiera que fuese, mientras que yo tenía todos los músculos del cuerpo agarrotados por la sorpresa; acorto la distancia que nos separaba con un par se zancadas, haciendo sonar sus puntiagudas zapatillas contra el suelo de concreto, con un sonido similar al de una cuenta regresiva en el reloj de una bomba. El tacto de su mano, fue mas parecido a un golpe que a una caricia con la que, pretendía evocar todos aquellos sentimientos que creí sentir por ella alguna vez… pero a mi memoria no acudió otra imagen más que la de Natalia, cuando vi su expresión contrariada ante mi instinto por protegerla, cuando la salve de chocar contra el suelo del pasillo; aleje su mano de mi rostro de un manotazo, sosteniéndosela de la muñeca con toda la serenidad que fui capaz, mientras la miraba fijamente a los ojos, tratando, inútilmente, de descubrir algo en ellos… algo que no fuera una profunda frialdad. Su mirada se endureció notablemente, volviéndose aun más gélida y expectante, pero al mismo tiempo esbozaba una sonrisa de suficiencia como si hubiera logrado su único y primordial objetivo: hacerme actuar de esta forma, tan irracional… guiado, únicamente, por mis sentimientos; sentí la sangre hervir en mi interior, gritándome que acabara con ella de una vez, ahora que la tenia en mi poder, pero no podía… no si tenia a Natalia en su poder y yo no tuviera indicio alguno para encontrarla. ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿Cuántas posibilidades existían realmente de que ella la tuviera cautiva?, ¿Cuántas de que Natalia siguiera con vida en algún lugar? Chasquee la lengua y solté su mano, como quién suelta un recipiente caliente, pero no pude dejar de mirar sus penetrantes ojos… que ahora parecían nublados por un sentimiento que no conseguí descifrar, pero no la miraba porque estuviera prendido de sus ojos como el idiota que había sido cuando la conocí; lo único que realmente quería era encontrar algún vestigio que la relacionara directamente con Natalia, algún signo de culpa o de duda… aunque sabia que no iba a encontrarlo.
-¿Dónde esta?- logre articular con un esfuerzo casi sobrehumano.
-Creí que serias más cortés- exclamo con arrogancia-, por los viejos tiempos; me equivoque.
-No estas aquí para recordar viejos tiempos- inquirí con violencia-, no soy idiota.
-No se de quién hablas, yo vine meramente a verte a ti- respondió ella a una pregunta no formulada- ¿Por qué mas vendría?, ¿a matar a alguien?
Sus palabras sonaron a una burla escalofriante, estaba confesando… aunque no lo dijera explícitamente, y lo hacia a sabiendas de que yo no podía hacer nada mas que escucharla y ver como se mofaba de mi actitud.
-Si no hablas, te obligare a hacerlo- farfulle con ira, mientras ella no se inmutaba ante mis palabras-. Tengo los medios necesarios para hacerlo.
-Quizá puedas hacerme hablar, pero ¿Quién te garantiza que te diré la verdad?, y aunque te dijera la verdad… aun así llegarías demasiado tarde- grazno con una sonrisa lacónica-, como siempre lo haz hecho.
Sentí como se formo un nudo enorme en mi garganta, impidiéndome externar mis ideas con fluidez, ella me conocía… Kristen Hotchnner conocía mejor que nadie mi historia de vida, y sabia como poner el dedo en la yaga y hacerla aumentar de tamaño… solo usando una o dos palabras; comencé a caer… a creer lo que estaba diciendo, probablemente tenía razón. No era tan fuerte como Aarón, ni tan decidido como Sara… como para pensar siquiera en el hecho de que afrontaría la muerte solo para salvar a Natalia, y eso Kristen lo sabia muy bien; su padre también utilizaba ese tipo de métodos en la tortura común dentro de la Hermandad, lo usaba para medir el potencial de sus lacayos… yo pase la maldita prueba porque aun no alcanzaba a asimilar lo que había pasado con mis padres, era totalmente ecuánime, frio e insensible… solo quería huir de los tormentosos alaridos que se alojaban en mi cabeza, como psicofonías que me impedían dormir, tan solo quería ocuparme en otra cosa… demostrar que no era débil, sentirme inocente de todo lo que había hecho. De eso se habían valido en ese lugar para reclutarme, volviéndome aun más frio y sinvergüenza; todo hasta que conocí a Kristen, cuando la achacaron en una de mis misiones y estuvo a punto de morir hasta que le salve la vida. Creí que la amaba, o al menos lo creí en ese momento, porque ahora miraba sus ojos y solo sentía asco y un profundo remordimiento; lo sentía porque si estaba enamorado, de Natalia, irremediablemente enamorado de esa pequeña chica que parecía necesitar una protección constante. Ambas eran polos opuestos en un imán y yo estaba en el centro, pero la decisión la había tomado, yo amaba a Natalia y estaba dispuesto a luchar por su vida, aunque por ello…. tuviera que dar la mía.
-Deja de pensar incoherencias- balbuceo, encontrando el hilo de mis pensamientos-, ese papel no te queda. Ni tampoco el de mártir.
-¿Qué tiene que ver ella en todo esto?- susurre mirándola con molestia.
-Mucho y nada, realmente- respondió, esbozando nuevamente su cínica sonrisa-, su padre cubrió muy bien sus huellas y debe pagar por eso. Pero ante la ausencia de su padre, tenemos que cobrarle la deuda a su hija.
-¿Y me crees tan idiota como para no darme cuenta de que lo que realmente quieres es matar a Irina Slade, antes de que tu padre la reconozca como tú media hermana?- inquirí, sabiendo que había dado en el blanco.
Su rostro se torció en un gesto irreconocible, su sonrisa se había tensado hasta formar solo una línea uniforme en las comisuras de sus labios, mostrándome que había logrado irritarla lo suficiente; Kristen jamás aceptaría de buena a alguien con quien se viera obligada a compartir la jugosa herencia clandestina que su padre había logrado reunir a lo largo de los años, con los sangrientos cimientos con los que estaba forjada. Pero por supuesto eso a Kristen no le importaba, ahora su prioridad era borrar a Irina del mapa, Christina lo había previsto… de una forma inexplicable, pero no tenia idea de cuan peligrosa era ella realmente, ni conocía sus motivos… solo la defendió porque creyó que éramos nosotros los que buscábamos y los que ansiábamos verla muerta; eso debíamos agradecérselo a ese desorganizado equipo, al menos la habían mantenido con vida los últimos meses y no le habían hecho la tarea fácil a Kristen.
-Los asuntos de mi familia no te conciernen, Ian- sentencio, apenas separando los labios… evitando derramar más ponzoña de la necesaria, aunque seguramente le quemaba en dentro de la boca-; dejaste de ser parte de ella hace tiempo, y por eso mi padre quiere tu cabeza.
-¿Y porque no la tomas tú y dejas en paz a Natalia?- gruñí retadoramente-. Es un trueque bastante aceptable.
-Jajaja, no me hagas reír- su mirada se clavo en la mía, como si tratara de dos lanzas que habían acertado en el blanco-. El dolor y la muerte… son parte de la diversión, de mi diversión.
¿Qué quería decir con eso?, ¿a que demonios se refería con ello? Trate de escudriñar su mirada, pero no encontré ninguna pista, seguía tan inmutable como de costumbre; toda su mente era desconocida para mí… jamás tuve una remota posibilidad de adentrarme en su subconsciente y encontrar lo que estaba buscando, dudaba incluso que Maurice pudiera hacer algo dentro de su mente. Era su especialidad, la especialidad de Kristen era confundir y manipular mentes ajenas… hacer lo que se le diera la gana con ellas, llevarlas al extremo… a un punto sin retorno, donde ella los asesinaba o los orillaba al suicidio, cual cualquier método que le resultara satisfactorio era mas que suficiente para ella. Jamás imagine que existiera alguien tan despiadado como ella, dispuesta a todo para lograr su objetivo, fuera cual fuese... siempre lo lograría si se lo proponía como una meta, e incluso manipulaba a su padre para conseguir el apoyo de sus mejores reclutas. No le temía a la muerte, la conocía demasiado bien como para amedrentarse frente a ella, pero no por eso era una persona completamente sin sentimientos, y yo estaba seguro de ello; Kristen se había enamorado de mí, realmente lo había hecho y por eso su padre me odiaba y quería matarme a toda costa, por eso le había ofrecido mi cabeza... aunque, de antemano, supiera que ella se negaría. Sus palabras no tuvieron sentido al principio… pero ya lo había comprendido, su punto era hacerme sufrir primero… hundirme emocionalmente y luego acabar definitivamente conmigo, esperaba que yo buscara a su padre con la esperanza de que acabara conmigo en ese instante, sin que me diera ninguna esperanza; ella buscaba que yo anhelara la muerte mas que cualquier otra cosa para estar tranquilo, iba a jugar conmigo tanto tiempo como ella quisiera… asesinando a quienes me importaban, a mis amigos, a todos aquellos que se atrevían a mantener una relación estrecha conmigo… todos iban a morir y yo tenia que evitarlo a toda costa, aunque no sabia como. Lo que a mí pudiera sucederme seguía estando en segundo termino, no interesaba… no si servía para ayudar a salvar la vida de otra persona; ¿Cuánto valía mi vida?, ¿Por qué pensar que tenia mas derecho a vivir que los demás? No podía ser tan estúpidamente egoísta y arrogante, tenia que dejar de pensar en mí y en lo que pudiera sucederme; la mire a los ojos fijamente, y ella parecía sonreír con ellos… sabiendo que me había hecho pensar en lo que estaba pasando, sabia que estaba dudando de mi mismo y ese siempre fue su punto clave para torturar a sus presas. Su mirada felina, la de depredador al asecho… preparado para saltar sobre su presa y abrirle la garganta con rapidez, estaba enfocada en mí solamente, ignorando mundialmente el vendaval que comenzaba a soplar con timidez a nuestro alrededor… agrupando las nubes para que impidieran, aun mas, el paso de los rayos del sol, sumiendo todo en una lechosa penumbra. Sus labios se entreabrieron, para emitir algunas palabras… espere pacientemente a que lo hicieran, sin dejarme llevar por la ira que me envolvía, casi, totalmente. Suspiro antes de hablar, para darle mayor énfasis a sus futuras palabras, torturándome aun más…
-Solo puedo hacerte una promesa, Ian- susurro con tranquilidad-. Antes de que caiga la noche, alguien va a estar muerto… existen varias opciones: tu novia, su padre, Sara, tú o yo. Lucha por lo que quieres, si no… solo deja que pase lo que tenga que pasar.
‘’Cada quien elige como morir, aunque sea inconscientemente… las casualidades no existen, todo esta premeditado, lo único que hay que hacer es ejecutarlo… aprender a usar las cartas que se nos han brindado para jugar y tratar de ganar la partida con ellas- sus acertijos me confundían, mas de lo que me ayudaban y ese era su punto-. Sino, ¿de que te sirve la mano que te han dado? Cada carta tiene su propósito, el chiste es encontrarlo… encontrarlo a tiempo y jugar la carta en el momento oportuno, cuando tengas mas oportunidades que tu adversario de salir victorioso; de otra forma te quedaras con esa mano y al final no te servirá de nada…
-¡Sara!- exclame con cierta desesperación.
-¿Qué?- murmuro ella abriendo la puerta con sigilo.
-¿A dónde fue Natalia?- inquirí con la voz alzada dos octavas más de lo necesario-, ¿alguna idea?
-Ninguna- espeto Christina saliendo del vestidor abruptamente-. ¿Dónde esta?
-Salió de aquí, me miro… luego tomo una llamada y desapareció- le informe, mientras Sara salía también.
-Kristen…- mascullo Sara, como si soltara una blasfemia en lugar de un nombre.
-¡¿Se lo dijiste?!- gruñí, mirándolas a ambas.
Sara asintió y Christina la secundo con timidez, seguramente al ver mi rostro demacrado por la noticia. Se habían comportado como novatas, como dos idiotas sin nada mejor que hacer, ¿Por qué diablos le habían informado eso?, Natalia lo malinterpretaría todo y movería cielo, mar y tierra para salvar a alguien que no fuera ella misma. Las mire lleno de ira, no sabia con quién estaba más enojado, si con ellas por haberle dicho, con Natalia por ser tan inocente, voluble e ingenua, o con Kristen… que siempre estuvo detrás de todo esto, y porque era la persona que mas anhelaba verme destruido. Lo peor era que ahora no solo corría peligro la vida de Irina, sino que también la vida de Natalia y la de su padre estaban en un riesgo grave, quizá hasta las nuestras estuvieran implicadas en el juego, y tontamente no habíamos vuelto blancos de la creciente ira de Kristen. ¿Quién diablos la había llamado?, lo más importante, ¿Qué rayos le había dicho? Pero la respuesta era más que obvia, Kristen le había llamado y seguramente la había amenazado con algo, algo a lo que Natalia no se negaría en actuar.
Me sentí estúpido e impotente, pero me aleje de ellas para no dañarlas… sabia que lo haría si no me alejaba; Aarón me miro y salió detrás de mí, al igual que Christina y su sequito, me detuve un segundo en la puerta… tratando de meditar sobre lo que estaba sucediendo, si no nos movíamos rápido, Kristen iba a matarla, de eso no había duda… no era el único que lo sabia de antemano.
-¿Qué esta pasando, Ian?- exigió saber Aarón.
-Natalia- susurro Sara en un siseo casi inaudible, sabiendo que era toda la información que tenia que dar.
-¿Se llevo sus cosas del vestidor?- murmure sin abrir los ojos, buscando algún consuelo.
-No, no se las llevo- contesto Christina, todos habían entendido el mensaje, solo con escuchar el nombre- Pero… no se si regrese.
-¿Qué vamos a hacer?- inquirió Sara algo asustada-. Kristen es astuta, y sabe que Natalia no puede contra ella… y también sabe que pretendemos protegerla, conoce nuestro modo de actuar, el de cada uno de nosotros… es casi imposible engañarla.
-No es de nuestra incumbencia- sentencio Aarón con frialdad-. Tú sabias perfectamente que ella corría peligro al estar contigo y no te importo, no es problema de la Organización.
-Tienes razón, no lo es…- gemí abriendo los ojos, mirándolo con rabia-. Pero es mi problema y lo voy a solucionar con o sin su ayuda.
¿Cómo diablos podía ser tan frio?, ¿Por qué no recordaba lo que vivió cuando Sara estuvo en un peligro similar?, ¿Por qué tanto egoísmo? Abrí la puerta de golpe, huyendo de su mirada acusadora y gélida, la iba a salvar… no sabia como lo iba a hacer, pero tenia que hacerlo… sin importar las consecuencias, mi propia vida había pasado a segundo termino; camine por el corredor con prisa, necesitaba a Maurice y a George, ellos no me defraudarían… y Maurice apreciaba a Natalia, por lo tanto se convertiría en mi aliado… y al estar Maurice, Raven no dudaría en ayudarnos… y buena falta nos haría. Escuche dos pares distintos de pisadas, pero no me gire a ver de quiénes se trataba… solo quería llegar al salón de Química Orgánica. No pude evitar no recordar a Kristen, su diabólica mirada al momento de ejecutar una orden dada por su padre… su deformado rostro al asesinar sin piedad a alguien inocente, por mera satisfacción personal, por momentos no podía evitar sentir una repulsión incontrolable… aunque hubiera sido mi compañera, yo nunca fui tan ruin como ella. Fui amenazado, de muerte, por su culpa… porque se enamoro de mí y no quería que fuera de nadie más, su padre me llamo a su presencia para advertirme sobre lo que sucedería si yo traicionaba el amor de su única hija, o al menos eso era lo que él creía… porque en otro país, al otro lado del mar, Aarón encontró a Irina… la media hermana de Kristen; me detuve en seco, de eso se trataba… una ejecución… utilizando a Natalia como señuelo, Kristen quería llegar a Irina… para matarla y borrarla del mapa… para que su padre no tuviera que aceptarla y entonces ella se quedara sin la jugosa fortuna que había creado su padre con sus asquerosas acciones. ¿Cómo demonios no lo vi antes?, por eso el grupo de Christina se esmeraba tanto en proteger a Irina Slade, o eso les habían encomendado como misión… aunque no supieran porque; todo tenia sentido… todos habíamos sido piezas de un elaborado plan de Kristen, siempre fue una estratega estupenda, no se porque me sorprendió su hazaña. Un plan rebuscado, sin duda, complicado también, pero sumamente efectivo; ese fue su fuerte siempre… trazar planes complicados, tan complicados que solo una mente como la suya podía ejecutar a la perfección, sin cometer un solo error… por eso su equipo fue entrenado por ella misma, para que fuera igual de efectivos que ella. No iba a ser una tarea fácil eludir su plan, no sin ayuda de Alexander, los necesitaba a todos… incluido a Aarón; iba a tener que recurrir al chantaje para conseguir su ayuda, suspire y baje la cabeza… esbozando una sonrisa carente de gracia. Nunca fui bueno trabajando solo, y el equipo de Christina no iba a servirme de mucho, no cuando estaba tan acostumbrado a la efectividad de mi Organización… ignoraba como trabajaban ellos y mas aun, desconocía completamente si estuvieran dispuestos a ayudarme.
-¿Ian?- gimió la voz de Sara a mis espaldas.
Me volví para mirarla, y me encontré a todo el sequito de Christina reunido detrás de las menudas chicas… ambas tenían una decisión tomada y podía verla reflejada en sus ojos; al menos no estaba solo, pero podía estarlo si se negaban a seguir ordenes mías.
-Nosotros estamos dispuestos a ayudarte- aseguro Christina con una sonrisa de suficiencia-. Lo haremos con o sin tu autorización.
-Yo también voy- inquirió Sara con orgullo-, por ende… la mayoría de la Organización te apoya…
No supe que decir, mi mente se quedo en blanco al encontrar una pequeña luz de esperanza para salvar la vida de la mujer que más amaba, y que más había amado en toda mi vida; no me perdonaría que le sucediera algo y al parecer no era el único que lo pensaba férreamente. Sonreí con agradecimiento, y Sara corrió a abrazarme… a modo de consuelo, era increíble que me conociera también; no solo estaba decidido a salvar a Natalia, sino que también me sentía débil e impotente… no estaba cien porciento seguro de que lo lograría y me daba miedo que en lugar de salvarla… acortara aun más su vida, su existencia o aniquilara cualquier oportunidad que tuviera.
-Todo estará bien- me aseguro Sara al oído-. Natalia estará bien y volverás a verla, te lo prometo…
Asentí una sola vez y la abrace contra mi cuerpo, me recordaba tanto a mi madre… la apreciaba tanto como si lo fuera… a mí me había hecho falta una madre y la había encontrado en Sara; y encontré una familia en la Organización, no podía pedir otra cosa, no luego de conocer a Natalia también… en ese momento lo tuve todo y ahora me negaba fieramente a perderlo. Sara le susurro algo inaudible a Christina, y está siguió por el camino que yo había tomado minutos antes, ambas se habían dado cuenta de mi incapacidad para actuar con la cabeza fría en ese momento… solo quería llegar y matarla con mis propias manos; pero con los pensamientos tan nublados por mis sentimientos no tenia ninguna oportunidad, ni de sobrevivir siquiera. Sin un plan, al nivel de Kristen, ni aunque contáramos con toda la ayuda posible… podríamos tener una remota oportunidad de éxito. Odiaba mi nueva debilidad, mi incapacidad de protegerla… lo mejor para ella hubiera sido que se alejara de mí mientras aun le fue posible, ahora… ya no la tenia conmigo, estaba en un peligro inminente y ante el cual no me podía enfrentar solo. No supe como me desplome al suelo, ni me percate de que Sara seguía pegada a mí como mi sombra, mirando por el corredor…, seguramente, esperando a que Christina apareciera con todos nuestros compañeros detrás suyo.
¿Qué iba a hacer?, ¿Cómo iba a explicárselo a Billy?, ella era su única hija, y le debíamos muchos favores a Billy, él nos había ayudado bastante con nuestras acciones ilegales… y yo le jure que cuidaría a Natalia, con mi vida si era necesario; acepto de mala gana, porque él no estaba enteramente de acuerdo con nuestra relación… pero no podía negarle la felicidad a su hija, la amaba y quería lo mejor para ella… igual que yo, aunque me empeñara en creer que esto era culpa mía.
-Todo está bien…- susurro Sara con serenidad, mientras intentaba consolarme.
-No, nada esta bien- murmure en un débil siseo-. Esto es mi culpa y lo voy a solucionar…
-Ian…- gimió la voz de Sara a mis espaldas.
No la mire, no se si fue por pura confusión o porque si lo hacia me prohibiría a mi mismo actuar sin ayuda y, como si fuera mi verdadera madre, obedecería su orden; ellos no se merecían verse embarrados en esto… yo había elegido mi camino y Aarón tenia razón, yo conocía las consecuencias de lo que estaba haciendo, conocía los riesgos y aun así los tome… sin preocuparme por la seguridad de la mujer que amaba. Fui un egoísta y un estúpido sin remedio, pero ahora estaba dispuesto a arreglarlo… sin involucrar a nadie más en esto; camine rápidamente hacia el estacionamiento, intentando no pensar demasiado en Natalia… para tratar de concentrarme un poco más en lo que estaba apunto de hacer.
Me detuve en seco al mirar una silueta esbelta recargada en la cajuela de mi auto, era inconfundible… aunque hubieran pasado 2 años desde que deje de verla… seguía tan fantástica como siempre; su cuerpo esbelto bien proporcionado, su cabello rojo cayendo como una interminable cascada de fuego sobre sus hombros, combinando a la perfección con sus ropas negras, enmarcando su rostro lechoso… que parecía translucido por las repentinas nubes que ocultaron la luz del sol, aquellos centelleantes ojos cobrizos… que eran completamente insondables, inescrutables, y misteriosos… pero que ahora irradiaban una satisfacción casi palpable, haciéndome sentir completamente miserable y al parecer eso era lo que pretendía lograr conmigo. La clase de mujer que consigue lo que quiere, generalmente, con su pura belleza… belleza que encandilaba a los hombres y que le era una gran ventaja, alguien a quien envidiar por su forma de actuar y por su éxito casi perfecto… y al mismo tiempo alguien de quien cuidarse… alguien a quien no te gustaría tener como enemigo. Me quede mudo, mientras sus labios se curvaban en una extraña sonrisa… mezclando el cinismo con el orgullo, parecía saber algo que yo desconocía… pero se acerco con una cautela injustificada, mas bien fingida, cosa que no se le dificultaba, ella podía moverse con una libertad envidiable por su entorno, cualquiera que fuese, mientras que yo tenía todos los músculos del cuerpo agarrotados por la sorpresa; acorto la distancia que nos separaba con un par se zancadas, haciendo sonar sus puntiagudas zapatillas contra el suelo de concreto, con un sonido similar al de una cuenta regresiva en el reloj de una bomba. El tacto de su mano, fue mas parecido a un golpe que a una caricia con la que, pretendía evocar todos aquellos sentimientos que creí sentir por ella alguna vez… pero a mi memoria no acudió otra imagen más que la de Natalia, cuando vi su expresión contrariada ante mi instinto por protegerla, cuando la salve de chocar contra el suelo del pasillo; aleje su mano de mi rostro de un manotazo, sosteniéndosela de la muñeca con toda la serenidad que fui capaz, mientras la miraba fijamente a los ojos, tratando, inútilmente, de descubrir algo en ellos… algo que no fuera una profunda frialdad. Su mirada se endureció notablemente, volviéndose aun más gélida y expectante, pero al mismo tiempo esbozaba una sonrisa de suficiencia como si hubiera logrado su único y primordial objetivo: hacerme actuar de esta forma, tan irracional… guiado, únicamente, por mis sentimientos; sentí la sangre hervir en mi interior, gritándome que acabara con ella de una vez, ahora que la tenia en mi poder, pero no podía… no si tenia a Natalia en su poder y yo no tuviera indicio alguno para encontrarla. ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿Cuántas posibilidades existían realmente de que ella la tuviera cautiva?, ¿Cuántas de que Natalia siguiera con vida en algún lugar? Chasquee la lengua y solté su mano, como quién suelta un recipiente caliente, pero no pude dejar de mirar sus penetrantes ojos… que ahora parecían nublados por un sentimiento que no conseguí descifrar, pero no la miraba porque estuviera prendido de sus ojos como el idiota que había sido cuando la conocí; lo único que realmente quería era encontrar algún vestigio que la relacionara directamente con Natalia, algún signo de culpa o de duda… aunque sabia que no iba a encontrarlo.
-¿Dónde esta?- logre articular con un esfuerzo casi sobrehumano.
-Creí que serias más cortés- exclamo con arrogancia-, por los viejos tiempos; me equivoque.
-No estas aquí para recordar viejos tiempos- inquirí con violencia-, no soy idiota.
-No se de quién hablas, yo vine meramente a verte a ti- respondió ella a una pregunta no formulada- ¿Por qué mas vendría?, ¿a matar a alguien?
Sus palabras sonaron a una burla escalofriante, estaba confesando… aunque no lo dijera explícitamente, y lo hacia a sabiendas de que yo no podía hacer nada mas que escucharla y ver como se mofaba de mi actitud.
-Si no hablas, te obligare a hacerlo- farfulle con ira, mientras ella no se inmutaba ante mis palabras-. Tengo los medios necesarios para hacerlo.
-Quizá puedas hacerme hablar, pero ¿Quién te garantiza que te diré la verdad?, y aunque te dijera la verdad… aun así llegarías demasiado tarde- grazno con una sonrisa lacónica-, como siempre lo haz hecho.
Sentí como se formo un nudo enorme en mi garganta, impidiéndome externar mis ideas con fluidez, ella me conocía… Kristen Hotchnner conocía mejor que nadie mi historia de vida, y sabia como poner el dedo en la yaga y hacerla aumentar de tamaño… solo usando una o dos palabras; comencé a caer… a creer lo que estaba diciendo, probablemente tenía razón. No era tan fuerte como Aarón, ni tan decidido como Sara… como para pensar siquiera en el hecho de que afrontaría la muerte solo para salvar a Natalia, y eso Kristen lo sabia muy bien; su padre también utilizaba ese tipo de métodos en la tortura común dentro de la Hermandad, lo usaba para medir el potencial de sus lacayos… yo pase la maldita prueba porque aun no alcanzaba a asimilar lo que había pasado con mis padres, era totalmente ecuánime, frio e insensible… solo quería huir de los tormentosos alaridos que se alojaban en mi cabeza, como psicofonías que me impedían dormir, tan solo quería ocuparme en otra cosa… demostrar que no era débil, sentirme inocente de todo lo que había hecho. De eso se habían valido en ese lugar para reclutarme, volviéndome aun más frio y sinvergüenza; todo hasta que conocí a Kristen, cuando la achacaron en una de mis misiones y estuvo a punto de morir hasta que le salve la vida. Creí que la amaba, o al menos lo creí en ese momento, porque ahora miraba sus ojos y solo sentía asco y un profundo remordimiento; lo sentía porque si estaba enamorado, de Natalia, irremediablemente enamorado de esa pequeña chica que parecía necesitar una protección constante. Ambas eran polos opuestos en un imán y yo estaba en el centro, pero la decisión la había tomado, yo amaba a Natalia y estaba dispuesto a luchar por su vida, aunque por ello…. tuviera que dar la mía.
-Deja de pensar incoherencias- balbuceo, encontrando el hilo de mis pensamientos-, ese papel no te queda. Ni tampoco el de mártir.
-¿Qué tiene que ver ella en todo esto?- susurre mirándola con molestia.
-Mucho y nada, realmente- respondió, esbozando nuevamente su cínica sonrisa-, su padre cubrió muy bien sus huellas y debe pagar por eso. Pero ante la ausencia de su padre, tenemos que cobrarle la deuda a su hija.
-¿Y me crees tan idiota como para no darme cuenta de que lo que realmente quieres es matar a Irina Slade, antes de que tu padre la reconozca como tú media hermana?- inquirí, sabiendo que había dado en el blanco.
Su rostro se torció en un gesto irreconocible, su sonrisa se había tensado hasta formar solo una línea uniforme en las comisuras de sus labios, mostrándome que había logrado irritarla lo suficiente; Kristen jamás aceptaría de buena a alguien con quien se viera obligada a compartir la jugosa herencia clandestina que su padre había logrado reunir a lo largo de los años, con los sangrientos cimientos con los que estaba forjada. Pero por supuesto eso a Kristen no le importaba, ahora su prioridad era borrar a Irina del mapa, Christina lo había previsto… de una forma inexplicable, pero no tenia idea de cuan peligrosa era ella realmente, ni conocía sus motivos… solo la defendió porque creyó que éramos nosotros los que buscábamos y los que ansiábamos verla muerta; eso debíamos agradecérselo a ese desorganizado equipo, al menos la habían mantenido con vida los últimos meses y no le habían hecho la tarea fácil a Kristen.
-Los asuntos de mi familia no te conciernen, Ian- sentencio, apenas separando los labios… evitando derramar más ponzoña de la necesaria, aunque seguramente le quemaba en dentro de la boca-; dejaste de ser parte de ella hace tiempo, y por eso mi padre quiere tu cabeza.
-¿Y porque no la tomas tú y dejas en paz a Natalia?- gruñí retadoramente-. Es un trueque bastante aceptable.
-Jajaja, no me hagas reír- su mirada se clavo en la mía, como si tratara de dos lanzas que habían acertado en el blanco-. El dolor y la muerte… son parte de la diversión, de mi diversión.
¿Qué quería decir con eso?, ¿a que demonios se refería con ello? Trate de escudriñar su mirada, pero no encontré ninguna pista, seguía tan inmutable como de costumbre; toda su mente era desconocida para mí… jamás tuve una remota posibilidad de adentrarme en su subconsciente y encontrar lo que estaba buscando, dudaba incluso que Maurice pudiera hacer algo dentro de su mente. Era su especialidad, la especialidad de Kristen era confundir y manipular mentes ajenas… hacer lo que se le diera la gana con ellas, llevarlas al extremo… a un punto sin retorno, donde ella los asesinaba o los orillaba al suicidio, cual cualquier método que le resultara satisfactorio era mas que suficiente para ella. Jamás imagine que existiera alguien tan despiadado como ella, dispuesta a todo para lograr su objetivo, fuera cual fuese... siempre lo lograría si se lo proponía como una meta, e incluso manipulaba a su padre para conseguir el apoyo de sus mejores reclutas. No le temía a la muerte, la conocía demasiado bien como para amedrentarse frente a ella, pero no por eso era una persona completamente sin sentimientos, y yo estaba seguro de ello; Kristen se había enamorado de mí, realmente lo había hecho y por eso su padre me odiaba y quería matarme a toda costa, por eso le había ofrecido mi cabeza... aunque, de antemano, supiera que ella se negaría. Sus palabras no tuvieron sentido al principio… pero ya lo había comprendido, su punto era hacerme sufrir primero… hundirme emocionalmente y luego acabar definitivamente conmigo, esperaba que yo buscara a su padre con la esperanza de que acabara conmigo en ese instante, sin que me diera ninguna esperanza; ella buscaba que yo anhelara la muerte mas que cualquier otra cosa para estar tranquilo, iba a jugar conmigo tanto tiempo como ella quisiera… asesinando a quienes me importaban, a mis amigos, a todos aquellos que se atrevían a mantener una relación estrecha conmigo… todos iban a morir y yo tenia que evitarlo a toda costa, aunque no sabia como. Lo que a mí pudiera sucederme seguía estando en segundo termino, no interesaba… no si servía para ayudar a salvar la vida de otra persona; ¿Cuánto valía mi vida?, ¿Por qué pensar que tenia mas derecho a vivir que los demás? No podía ser tan estúpidamente egoísta y arrogante, tenia que dejar de pensar en mí y en lo que pudiera sucederme; la mire a los ojos fijamente, y ella parecía sonreír con ellos… sabiendo que me había hecho pensar en lo que estaba pasando, sabia que estaba dudando de mi mismo y ese siempre fue su punto clave para torturar a sus presas. Su mirada felina, la de depredador al asecho… preparado para saltar sobre su presa y abrirle la garganta con rapidez, estaba enfocada en mí solamente, ignorando mundialmente el vendaval que comenzaba a soplar con timidez a nuestro alrededor… agrupando las nubes para que impidieran, aun mas, el paso de los rayos del sol, sumiendo todo en una lechosa penumbra. Sus labios se entreabrieron, para emitir algunas palabras… espere pacientemente a que lo hicieran, sin dejarme llevar por la ira que me envolvía, casi, totalmente. Suspiro antes de hablar, para darle mayor énfasis a sus futuras palabras, torturándome aun más…
-Solo puedo hacerte una promesa, Ian- susurro con tranquilidad-. Antes de que caiga la noche, alguien va a estar muerto… existen varias opciones: tu novia, su padre, Sara, tú o yo. Lucha por lo que quieres, si no… solo deja que pase lo que tenga que pasar.
‘’Cada quien elige como morir, aunque sea inconscientemente… las casualidades no existen, todo esta premeditado, lo único que hay que hacer es ejecutarlo… aprender a usar las cartas que se nos han brindado para jugar y tratar de ganar la partida con ellas- sus acertijos me confundían, mas de lo que me ayudaban y ese era su punto-. Sino, ¿de que te sirve la mano que te han dado? Cada carta tiene su propósito, el chiste es encontrarlo… encontrarlo a tiempo y jugar la carta en el momento oportuno, cuando tengas mas oportunidades que tu adversario de salir victorioso; de otra forma te quedaras con esa mano y al final no te servirá de nada…
No hay comentarios:
Publicar un comentario