Dicho esto desapareció, como una hoja arrastrada por el repentino vendaval que comenzó a soplar, golpee la cajuela del Mustang con toda la ira que había estado reprimiendo; ahora odiaba a Kristen, y me sentía inútil frente a su amenaza. Ella nunca amenazaba en vano, siempre cumplía sus promesas y más aun sus amenazas, cerré los ojos con fuerza… evitando que el viento me golpeara en la cara, pues era como una bofetada propinada por ella misma. Escuche unos pasos a mis espaldas, pero me negué a voltear y encarar a quienes venían, no estaba de humor para ello… y ni siquiera sabia si seria capaz de hacerlo realmente, y mucho menos quería sentirme mas humillado; pero entonces aquel muchacho, el que se había mostrado sumamente interesado en Natalia, me giro violentamente contra el automóvil y me miro con ojos asesinos.
-Si le sucede algo, te matare- prometió sin soltarme.
-Si le pasa algo, no necesitare que tú me asesines… te ahorrare el trabajo- respondí, forcejeando para soltarme y poder subir al auto, para dirigirme hacia donde Kristen la tenía cautiva-; ahora… apártate o sino será culpa tuya su muerte.
El rostro de ese chico rubio se destrozo inmediatamente, se aparto de mi cuerpo con pesadumbre, sabia que tenia razón, al menos hasta cierto punto… pero aun podía ver en sus ojos la cólera que lo embargaba por dentro, no me importo; me gire y saque las llaves de mi bolsillo para abrir la puerta y comenzar a conducir a mi posible final.
-¡Ian!- gritaron un par de voces a la distancia.
Lance una mirada rápida solo para ver quien era, quizá seria la ultima vez que pudiera hacerlo, era Sara que corría al lado de Aarón, y Christina… los tres venían seguidos por todos los muchachos que yo conocía, que nos dedicábamos prácticamente a lo mismo; Aarón sonrío de una forma algo arrogante y me palmeo el hombro.
-No iras solo- me dijo con una expresión decidida-, Natalia es parte de nosotros ahora… también vamos a protegerla.
Mire a mi alrededor y vi como asentían, uno a uno cuando cruzaba mi mirada con las suyas; lo único que me sorprendió fue que Irina también estuviera ahí... como si nada de lo que pasaba la afectara verdaderamente, quizá aun no sabia que Kristen era su hermana y que lo único que pretendía era borrarla del mapa. Cuando la mire ella dio un paso hacia mí y me miro fijamente a los ojos, podría reconocer esa fiera mirada donde fuera, era la misma mirada que caracterizaba a su padre, a John; era diferente a la de Kristen, que era una mirada astuta, calculadora… y ligeramente felina. Además había visto esa mirada en Natalia algunas veces, aunque en su mayoría era una mirada débil e invitaba a cualquiera a protegerla; maldita sea, necesitaba moverme o la incertidumbre terminaría destruyéndome, habían pasado pocos segundos desde que Kristen había desaparecido de aquel estacionamiento estudiantil, sin ser vista por nadie, más que por mí. Ahora había una oportunidad más palpable, con los que se habían ofrecido a ayudarnos, teníamos más oportunidad de penetrar a la casa, sin un plan formulado con anticipación, que seguramente ahora era una fortaleza custodiada por todos los hombres que a Kristen se le diera la gana.
-Tenemos que movilizarnos- declare subiendo a mi auto.
-Ian, promete que nos esperaras- me dijo Sara pegándose a mi ventana.
Asentí, aunque por dentro sabia que mentía… pero ellos no podían saberlo, no debían saber que yo había visto a Kristen en el estacionamiento unos segundos antes de que ellos aparecieran por el corredor del Instituto; Sara me devolvió mi celular, ni siquiera me había percatado de que no lo llevaba conmigo, pero no tenia cabeza para pensar en ese tipo de cosas ahora, parecían insignificantes. Se lo agradecí y encendí el motor, no los esperaría… ni sabía a donde tenía que ir… Kristen no me lo había dicho; golpee el tablero del auto y entonces el teléfono cayó al suelo vibrando, anunciando una llamada de un número desconocido.
-Muy bien, veo que decidiste moverte- grazno la voz de Kristen al otro lado de la línea, haciendo que me enervara la sangre-, hacia mucho que no te veía tan decidido. Por eso te daré un premio… la tengo en Charles North, en su casa… ¿Qué irónico no? Morir en tu propia casa, casi suena como el titulo de un libro o de una película, que fácilmente podría ser una comedia; pero supongo que para ella no es tan divertido como lo es para mí… y que para ti no es tan satisfactorio, pero no seré tan mala como crees, es un juego… muy divertido… y para que te motives aun más… te tengo una sorpresita.
Escuche un par de pisadas, como subía unas escaleras, una puerta abrirse y luego los frenéticos sollozos de Natalia… como un sonido de fondo en una película de terror; se me erizo la piel y me aferre al volante con violencia.
-Dile algo lindo a tu novio, Naty- susurro Kristen con sarcasmo-. Recuerda que quizá sea lo ultimo que le digas, así que… mejor… despídete de tu noviecito.
Mi amada Natalia lloraba desconsoladamente, sin poder externar verdaderamente el nudo que se le había formado en la garganta, escuche como una cuerda cayo al piso y como crujía una silla metálica al momento de que alguien se levantaba; escuche como trato de serenar su voz, para que no sonara tan afligida y tartamudeo antes de decir algo…
-Te amo…- era la primera vez que me lo decía, y tuvo que hacerlo con esa hermosa voz suya… quebrada y sollozando.
No pude contestarle, también la amaba… pero ahora estaba empeñado en conducir a Charles North, a la casa de su padre; ahí la tenía secuestrada Kristen; escuche un murmullo al otro lado de la línea, Raven había cruzado nuestras líneas… Sara, seguramente, estaba escuchando todo… al igual que todo los demás, esto no era justo. Kristen nos había metido en un juego que no teníamos grandes posibilidades de ganar, pero aun así estábamos obligados a jugarlo, porque había vidas en riesgo, vidas inocentes y que a ella no le interesaban en lo más mínimo. Mis dedos estaban crispados en el celular y en el volante, mientras mis lágrimas quemaban todo a su paso, saliendo por la impotencia que sentía en este momento; nuestras líneas seguían conectadas, Aarón y Sara podían escucharlo todo. Sara bufo cuando escucho la risa de Kristen al dar su último aviso, y cuando Natalia rompió en llanto… por el miedo que le había infundido; iba a ser complicado entrar a la casa, Kristen no trabajaba sola… siempre había dos o tres hombres cubriendo su espalda.
-Espero que no llegues demasiado tarde, Ian- farfullo Kristen a la distancia-; eso si que seria una lastima.
-Prométeme que les darás la noticia a mis padres y que procuraras que no sufran demasiado… por favor- me rogo Natalia conteniendo sus lagrimas y sollozos, aleje el teléfono de mi oído y me limpie las lagrimas.
-Te lo prometo, todo estará bien- le prometí, aunque ni yo mismo estaba seguro de mis palabras-. Natalia, yo también te amo.
Escuche como Kristen aplaudía a la distancia y reía con descaro, luego la respiración de Natalia se agito repentinamente y logre captar el sonido de la respiración de Kristen, acompasada… tranquila, haciendo lo que mejor hacia: infundir un miedo tan profundo que calaba hasta los huesos, solo con su sepulcral silencio; estaba detrás de ella, ignoro como lo supe, pero era así… podía apóstalo. Imagine el menudo cuerpo de Natalia, paralizado por el miedo que le infundía Kristen al rozar la pistola en su rostro y su cabello, en silencio. Oí un jadeo histérico, acompañado de otra risa obscena. Todo lo hacia solo para molestarme, para sacarme de mis casillas… para acorralarme y disponer de mí a su antojo, y lo permitiría, haría cualquier cosa porque ella estuviera a salvo, aunque mi posible muerte la devastara… lo prefería mil veces a que fuera ella quien muriera; no iba a permitir que eso pasara, y no era el único dispuesto a salvar su vida. Ahora era yo mismo, el que se reprochaba, mi estúpido egoísmo era lo que la tenia cautiva… a la espera de que pasara lo peor, y a mí… con una incertidumbre insoportable; aquellos buenos momentos se veían tal lejanos ahora, tan distantes, tan ausentes… aunque intentara desesperadamente aferrarme a ellos, para tener una esperanza de que todo se resolvería, y aun había una enorme distancia separándonos, unos metros que parecían interminables… que parecía que aumentaban conforme avanzaba, empeñados a no dejarme llegar a mi objetivo. Los bufidos de Sara me distraían a medias, ella consideraba a Natalia una gran amiga y a Aarón lo hería profundamente ver a su amada tan frustrada; más por ella que por mí había dejado de ver a Natalia como un objetivo y la había convertido en parte de nosotros, aunque no fuera activa en ningún sentido, sino que era más bien una protegida… por todos. Pise el acelerador, pero parecía que todo conspiraba para que fuera más lento, tenia que llegar… no quería imaginarla muerta, yaciendo en el suelo por mi culpa, con una herida de bala perforándole la sien y con su lustroso cabello lleno de sangre…
Negué con la cabeza, recordando los cuerpos sin vida que había tenido que observar durante mi estancia en la Hermandad, obligado por ser su compañero; Kristen era cruel, siempre lo fue… desde niña demostró ser una niña dotada con habilidades de manipulación sorprendentes, además de que nació en el seno de una familia de mercenarios de guerra, que estuvieron en su apogeo durante la Segunda Guerra mundial. Su entrenamiento militar superaba el nuestro, y ella… se dedicaba a asesinar sin usar armas, de ningún tipo… no tenia esa necesidad; nadie, nunca, pudo explicar su capacidad de penetrar en los pensamientos ajenos y manipularlos de una forma increíble, y su fetiche de matarlos mientras dormían, torturándolos con pesadillas absurdas, pero coherentes hasta cierto punto. Tampoco estaba dispuesto a encontrar a Natalia tendida en una cama con los ojos bien abiertos, aferrada a las colchas… muerta, inerte, aunque pareciera que en cualquier momento se levantaría a abrazarme; no lo iba a permitir, no importaba lo que tuviera que hacer o a que tuviera que arriesgarme.
-Tú sabes lo que pasara, Ian…- bramo Kristen al otro lado de la línea, con voz fanfarrona-. Llegaras tarde, y ella estará muerta; no podrán encontrarme nunca… nadie lo ah hecho y no serás el primero.
‘’Luego de eso, mi padre te encontrara… pelearan y yo te matare con mis propias manos, luego de narrarte mi hazaña con el mayor numero de detalles posibles y me odiaras, querrás matarme y tus sentimientos serán tu guía al infierno- aseguro ella riendo-. Todos necesitamos uno, ¿no crees? Y el guía de Natalia, soy yo… lindo, ¿verdad?
-Vete al demonio- escupí con molestia-. No le toques un cabello, o te matare con mis propias manos.
-Me gusta tu tono, de modo que te esperare…- su risa me perforo los oídos como miles de diminutas agujas-. Quiero que la veas morir… mientras te sientes impotente al no poder hacer nada al respecto, y deseo que me odies tanto como para dedicar el resto de tu patética vida a buscarme sin descanso… para que al encontrarme, encuentres tu propia muerte.
El celular cayo al suelo provocando un ruido extraño, cerré los ojos… intentando enfocarme en los sonidos que provenían del fondo, escuchaba pisadas y gemidos, como si fuera una pelea; Natalia tenia que haber huido y ahora estaba luchando por su vida, pise el acelerador a fondo nuevamente, abriendo los ojos y secándome las interminables lágrimas que nublaban tenuemente mi campo de visión. Finalmente logre ver la calle, esa esquina que logre memorizar luego de seguirla furtivamente y luego acompañarla como su novio, pero ahora no tenia motivos alegres para dar vuelta en esa esquina; ahora la vida de Natalia dependía de que llegara, y de que lo hiciera a tiempo. Acelere aun más, con el corazón chocando contra mi pecho, amenazando con salir de su sitio en cualquier instante… vire violentamente en el jardín de su casa, derrapándome, dejando varios surcos en el pasto; tome mi arma y la cargue, apartando el teléfono de mi oído.
-¡Ian relájate, estamos muy cerca!- me grito Aarón por el auricular.
-No me voy a quedar a esperar- solté con ira, mientras me arrancaba el comunicador-. No permitiré que le haga daño, déjenlo en mis manos…
Iba a entrar, solo o acompañado, pero no iba a esperarlos… si lo hacia Natalia moriría, y no estaba preparado para perderla, ni así ni de ninguna otra manera; pero entonces el sonido que menos espere… taladro mi oído dejándome perplejo con la mirada fija en la casa, parado como un idiota con los músculos entumecidos. El arma que tenia Kristen se disparo, en un ruido sordo, como si hubiera sido amortiguado por algún cojín o un cuerpo humano; trague saliva y salí del automóvil rápidamente, tenia que entrar ya. Escuche vagamente el jadeo de Sara, todos se habían dado cuenta del disparo…
Espere un segundo con el teléfono pegado a mi oído, pero no escuche nada... ningún sonido de fondo que me indicara que había alguien vivo en esa habitación, pero no escuche nada y segundos después… la comunicación se corto, dejándome confuso, deseando que fuera Kristen quién estaba muerta y no Natalia, porque no existían mas posibilidades; cerré la puerta de golpe, y avance por el jardín, los hombres que estaban custodiando la entrada se hicieron a un lado en cuanto me reconocieron, dándome el acceso libre a la casa. ¿Era una trampa?, no podía predecirlo… afuera había mas o menos cinco guardias y dentro… no había señal de uno solo; inspeccione la casa esperando encontrar a Kristen sentada en algún sillón, o recargada contra alguna pared para anunciarme la trágica muerte de Natalia, pero no había nada… ni nadie, parecía que estaba desierta, ni siquiera un paso en el segundo piso, una respiración… otro disparo, nada. Esto no me gustaba para nada, no era una buena señal, sino todo lo contrario, era un mal augurio y yo tenía todos los sentimientos a flor de piel, confundiéndome y manteniendo mi estado de alerta.
Vislumbré las escaleras, comencé a subir lentamente, con el arma frente a mí… preparado para usarla en cualquier segundo, esta vez no cargaba ninguna otra arma y los demás aun no habían llegado, lo supe por la ausencia de revuelo afuera; los escalones crujieron suavemente bajo mis pies, uno a uno los fui subiendo, con sumo cuidado. Al llegar arriba vi como Kristen salía tambaleante de la habitación de Natalia, se dolía de un brazo… le sangraba torrencialmente, pero traía un arma en la mano sana; me miro con ira cuando se percato de mi presencia y jalo el gatillo con rapidez, sentí como la bala roso mi rostro y luego ella cayo al suelo semi-inconsciente. Corrí hacia la habitación, estaba oscuro… pero esos cabellos color caoba eran inconfundibles, al igual que la sangre que se esparcía por el suelo, la había matado… Kristen la había matado. La ira ascendió por mi columna, como una potente descarga eléctrica, desestabilizándome por completo; volví en mis pasos para poder encarar a aquella mujer pelirroja, que me había arrancado mi único motivo para vivir, alzo la mirada con irreverencia y se incorporo; la amenacé con el arma y ella río con insolencia, bajándola lentamente.
-Vamos, Ian… no seas ridículo- farfullo con atrevimiento-, no eres capaz de matarme, ser un asesino requiere tiempo… y tú, no lo tienes. Debes tomar una decisión y tampoco eres capaz de hacerlo, no eres más que un cobarde que se enamoro tontamente de la persona equivocada, ese fue tu peor error y ahora cargaras con la culpa de no haber podido salvar a quién decías amar; todos se sentirán decepcionados de ti, y yo me encargare de que ella sepa que no tuviste el valor suficiente para ayudarla, así como Billy Bellager sabrá que no cumpliste tu promesa y nos entregara a tus compañeros en bandeja de plata… como venganza.
‘’Todos los encuentros están destinados a suceder, es cuestión nuestra cuando lo harán, en que momento preciso… pero en algún momento sucederán; la muerte no es mas que otro encuentro, solo que es un encuentro totalmente desconocido y que nos produce un temor inexplicable… ¿no es así?- su voz se alojaba en mi subconsciente, mientras permanecía inmóvil frente a ella-. Lo único que debes preguntarte ahora es, ¿Cuándo te encontraras nuevamente con ella?, ¿pasara mucho o poco tiempo?, y si ella querrá verte luego de que le fallaste. Es tan divertido, jamás imagine que saldría tan bien y que seria tan sencillo; pensé que eras un rival formidable, pero nuevamente me eh equivocado contigo, te di demasiadas pistas y nunca hiciste nada al respecto… eres patético, Ian… tu muerte será lo mejor que te pueda suceder.
Sentí el cañón frio entrar en contacto con la piel desnuda de mi frente, pero ella me miraba a los ojos, sin desviarlos un segundo, ya que sabia que eso podía ser el ultimo error de su existencia; sus palabras me herían profundamente… aunque no sabia si ella se había dado cuenta de ello, era como si estuviera diciéndome lo que era o no capaz de hacer, cosas de las que no estaba seguro ni yo mismo. Solo estaba seguro de que la amaba, y no era solo una careta para engañar a todos, no podría en riesgo su vida de no saber que era correspondido enteramente, yo la miraba… o al menos eso creí, porque no me podía sacar de la cabeza la imagen de esa chica de cabellos marrones, su gracioso andar, toda ella había sido especial y ahora, estaba muerta… en su habitación, muerta de un disparo; mi cabeza trataba de asimilar la información sin mucho éxito, pero esa imagen estaba tatuada a fuego en mi mente. Solté mi arma y eso confundió a Kristen, sin que esta se atreviera a abandonar su postura. Todo parecía tan irreal, como una cruel pesadilla asediando mis sueños, una posibilidad que aun no se cumplía; pero podía captar olores, sensaciones, evocaba recuerdos… pero nunca encontré algo que me hiciera ver que estaba soñando. Cerré los ojos, soltando el poco aire que quedaba en mis pulmones, liberando la tensión, si Kristen me asesinaba… me reuniría con Natalia sin tener que esforzarme mucho. Afuera comenzó un barullo incontrolable, disparos, gritos… que comenzaban a alejarse, era como entrar a un plano extracorpóreo junto a Kristen, una dimensión donde solo estábamos ella y yo; pero… ¿Dónde había quedado toda la ira que sentía?, no estaba dispuesto a morir sin llevármela conmigo; un calor abrazador se extendió hacia mis brazos y piernas, proveniente de mi pecho. Abrí los ojos y los clave con violencia en los suyos, mostrándole que aun tenia varios ases bajo la manga, vi con satisfacción como la incomodidad y la inestabilidad llegaban a sus ojos… reflejando sus emociones, como dos puertas hacia su interior; sus labios temblaron con temor, y el arma que ella mantenía contra mi cabeza se alejo unos centímetros, pareciera que conocía su final, que podía sentir y comprender mi ira. Alce una mano, lentamente y la cerré en torno a su cuello… sus ojos se alarmaron, y lucho por soltarse de mi agarre, no presionaba con mucha fuerza… pero le incomodaba y a mí me satisfacía verla desesperada; su arma cayo al suelo también, provocando un sonido sordo… el cual escuche vagamente, como si también estuviera lejos. Había tenido razón, alguien iba a morir ahí, nadie era inocente… ni ella, ni yo, nadie… pero no me importaba, ya no; comencé a hacer más presión en su diminuta garganta, ella comenzó a patalear hasta que logro soltarse… cayendo al suelo acariciando su cuello mientras me miraba con furor. Patee su arma antes de que pudiera tomarla, y ella gimió débilmente; estaba poseído… no veía otra cosa que no fueran las formas de matarla, mi fuerza era injusta y no me importaba. Le golpee el rostro con el puño cerrado y ella me abrió una mejilla con una navaja, sentí como la sangre corría libremente hasta que mi camisa la absorbía lo mejor que podía, propine otro golpe, uno tras otro… como una lluvia, sobre su rostro…manaba sangre de su boca, en un hilillo diminuto que pronto se volvió borbotones; la aleje de mi con un puntapié y me miro fijamente, intentando erguirse para volver a la pelea, nunca fue cobarde… ni una de las que huyen aunque sepan que no pueden ganar. Volví a golpearla, era una verdadera faena… su rostro estaba enrojecido y sangraba, pero no podía dejar de hacerlo, era incapaz… tenia que calmar la rabia que crecía en mi interior conforme pasaban los segundos e iba cayendo más en cuenta de que Natalia estaba muerta. No se lo iba a perdonar, no tenia porque hacerlo, no se lo merecía; la sangre mancho mi rostro… mis manos, mi cuerpo y seguí arremetiendo contra ella sin piedad…
-¡Ian, no!- chillo una voz cercana a mí.
Un cuerpo corpulento me alejo del cuerpo de Kristen, y entonces me percate de las lagrimas que corrían despiadadamente por mi rostro, mire el inerte cuerpo de la pelirroja, tendido en el suelo de un modo completamente inhumano, estaba muerta, yo la había matado… con mis propias manos, tal y como se lo había dicho minutos antes en el estacionamiento, una amenaza que no sabia que cumpliría. Algo dentro de mí se rompió en ese momento, mi faceta de ira y saña contra Kristen fue bruscamente sustituida por una confusión y una tristeza irracionales; los ojos de Sara se cruzaron con los míos y luego me percate de que Christina y Lía revisaban a Kristen, con la vana esperanza de que aun tuviera signos vitales, por débiles que fueran. Mire en dirección a la habitación de Natalia, la sangre se había regado mucho más y ahora había un brazo extendido… mostrándose desde el otro lado de la cama, Sara grito y quiso correr en esa dirección, pero Aarón la sostuvo y la abrazo contra su cuerpo para consolarla; el resto siguió su mirada, ahogando sus gritos… buscando refugio unos en los otros. William puso su mano sobre mi hombro y Maurice me ayudo a incorporarme, sabían lo que quería hacer, aunque yo mismo no estaba seguro de querer hacerlo, ¿estaba realmente preparado para afrontarme a esto?, ¿Cuál seria la expresión de su rostro?, ¿Dónde le había disparado Kristen?, ¿Qué iba a hacer ahora sin ella a mi lado?, ¿Cuánto tiempo tardaría Billy en llegar y darse cuenta de lo ocurrido? Todo era borroso, confuso y mi cabeza no me permitía sentirme seguro de mis pasos, mis pies se movían… lenta y torpemente uno frente al otro, deseando no llegar al borde de la cama; cerré los ojos con coraje, pero ya no había, ni un diminuto, rastro de la ira que me había dominado momentos antes, ahora todo era triste, una mancha grisácea que opacaba mi mente, como una neblina espesa cubriendo una ciudad, al igual que las nubes que ahora estaban impidiendo el paso de la luz del sol.
No quería llegar, no tenia intensiones de hacerlo… pero mis pies seguían moviéndose, queriendo develar lo inevitable a mi cabeza, suplantar la imagen de su posible cadáver, por una totalmente contundente; poco a poco William y Maurice se negaron a acompañarme hasta ese lugar, que parecía completamente oscuro y lúgubre… totalmente ajeno al resto de la habitación, que estaba pintada de azul claro. Pude ver con claridad la mancha de sangre en la colcha y otras gotas en la pared, que definían el trayecto que ella había tenido hasta caer al suelo… donde había terminado de desangrarse; trague saliva y me detuve a unos centímetros de la cama, armándome de valor para volver a mi pesado andar. Las imágenes de sus últimos minutos, anidaban en mi mente con brutal satisfacción, Kristen había conseguido su meta, torturarme... incluso aunque ya había muerto, pero no había matado a Natalia con premeditación, ella había peleado… luchado por su vida, aunque sabia de antemano que era una pelea que no podía ganar; era un cuadro sanguinario, sangre por todos lados, evidenciando dos disparos… desde sitios diferentes. Uno había herido a Kristen en el brazo y el otro… había matado a mi Natalia, entreabrí los labios inconscientemente… gimiendo con aflicción; me obligue a volver a caminar, mientras las miradas de todos se concentraban en mi espalda… esperaban a que yo fuera quien la encontrara, como ella me lo había pedido. Baje la mirada, lentamente, tratando con esmero de apartar las horrendas imágenes que habían germinado en mi mente y llenándome de valor para poder mirarla, en el suelo… tan fría como un glacial; me incline para atraer su cuerpo inerte hacia mí con cuidado, sus cabellos color caoba se humedecieron aun más por la sangre que había regada en el suelo.
El gemido se quedo helado en mi garganta cuando vi su rostro, tenía los ojos cerrados y los labios curvados en una sonrisa, sincera…, honesta, franca; su rostro parecía dulce y apacible, y tenía el orificio de la bala directamente en el centro de su frente, con el cráneo deshecho de la parte de atrás… de ahí emanaba la sangre a borbotones, pero no era Natalia… se trataba de otra persona. En ese momento me di cuenta de que Irina no había llegado con los demás, me percate de que nunca la vi de nuevo ni la escuche, después de verla en el estacionamiento del Instituto; el cuerpo inerte y helado que sostenía en mis brazos era el cadáver de Irina Slade. La cargue y salí con ella, bajando las escaleras, ya no había forma de salvarla… ese tiro había sido certero y mortal al instante, todos me siguieron… dejando el cadáver de Kristen en el pasillo del segundo piso, no era una prioridad. Christina tenia una expresión dolida en el rostro, al igual que todos sus compañeros, pero nadie dijo nada… toda la casa estaba sumida en un silencio sepulcral e incomodo; mire a Aarón y con un gesto le señale la puerta, él asintió en silencio y Bruce se hizo cargo del cuerpo.
Los dos salimos, un tanto más aliviados aunque terriblemente confusos, a nuestro alrededor había sangre y siete cadáveres tendidos en el suelo, el jardín estaba hecho pedazos por culpa de los neumáticos de nuestros automóviles. Pero yo solo podía pensar en una cosa: Natalia estaba viva, pero ¿donde?
-¿Qué demonios paso aquí?- murmuro Aarón lanzándole una escéptica mirada a la casa.
Ni yo mismo podía explicarlo, aun no encontraba una explicación; pero ahora teníamos que encontrar a Natalia y limpiar todo el desorden que habíamos causado, aun contábamos con que nadie se había dado cuenta, Charles North era un lugar lujoso, donde rara vez había casos como este, pero era muy bueno para una escena así de dramática… puesto que sus habitantes trabajaban casi toda la mañana y sus hijos asistían al colegio. Mire las casas de los alrededores, todo parecía tan armonioso, como si nunca hubiera sucedido nada… todo era perfecto, menos la caótica imagen que debía mostrar la casa del respetable abogado Billy Bellager, cuya hija estaba desaparecida en este momento.
-Creo que yo puedo contestar esa pregunta…- canturreo Raven a espaldas de Aarón, mirando en misma dirección que nosotros-. Luego nos daremos a la tarea de encontrar a la chica.
-Puede estar en cualquier sitio…- susurro Aarón, provocándome un desaire-, pudo ser una trampa y tenía a Natalia en otro lugar.
-Si le sucede algo, te matare- prometió sin soltarme.
-Si le pasa algo, no necesitare que tú me asesines… te ahorrare el trabajo- respondí, forcejeando para soltarme y poder subir al auto, para dirigirme hacia donde Kristen la tenía cautiva-; ahora… apártate o sino será culpa tuya su muerte.
El rostro de ese chico rubio se destrozo inmediatamente, se aparto de mi cuerpo con pesadumbre, sabia que tenia razón, al menos hasta cierto punto… pero aun podía ver en sus ojos la cólera que lo embargaba por dentro, no me importo; me gire y saque las llaves de mi bolsillo para abrir la puerta y comenzar a conducir a mi posible final.
-¡Ian!- gritaron un par de voces a la distancia.
Lance una mirada rápida solo para ver quien era, quizá seria la ultima vez que pudiera hacerlo, era Sara que corría al lado de Aarón, y Christina… los tres venían seguidos por todos los muchachos que yo conocía, que nos dedicábamos prácticamente a lo mismo; Aarón sonrío de una forma algo arrogante y me palmeo el hombro.
-No iras solo- me dijo con una expresión decidida-, Natalia es parte de nosotros ahora… también vamos a protegerla.
Mire a mi alrededor y vi como asentían, uno a uno cuando cruzaba mi mirada con las suyas; lo único que me sorprendió fue que Irina también estuviera ahí... como si nada de lo que pasaba la afectara verdaderamente, quizá aun no sabia que Kristen era su hermana y que lo único que pretendía era borrarla del mapa. Cuando la mire ella dio un paso hacia mí y me miro fijamente a los ojos, podría reconocer esa fiera mirada donde fuera, era la misma mirada que caracterizaba a su padre, a John; era diferente a la de Kristen, que era una mirada astuta, calculadora… y ligeramente felina. Además había visto esa mirada en Natalia algunas veces, aunque en su mayoría era una mirada débil e invitaba a cualquiera a protegerla; maldita sea, necesitaba moverme o la incertidumbre terminaría destruyéndome, habían pasado pocos segundos desde que Kristen había desaparecido de aquel estacionamiento estudiantil, sin ser vista por nadie, más que por mí. Ahora había una oportunidad más palpable, con los que se habían ofrecido a ayudarnos, teníamos más oportunidad de penetrar a la casa, sin un plan formulado con anticipación, que seguramente ahora era una fortaleza custodiada por todos los hombres que a Kristen se le diera la gana.
-Tenemos que movilizarnos- declare subiendo a mi auto.
-Ian, promete que nos esperaras- me dijo Sara pegándose a mi ventana.
Asentí, aunque por dentro sabia que mentía… pero ellos no podían saberlo, no debían saber que yo había visto a Kristen en el estacionamiento unos segundos antes de que ellos aparecieran por el corredor del Instituto; Sara me devolvió mi celular, ni siquiera me había percatado de que no lo llevaba conmigo, pero no tenia cabeza para pensar en ese tipo de cosas ahora, parecían insignificantes. Se lo agradecí y encendí el motor, no los esperaría… ni sabía a donde tenía que ir… Kristen no me lo había dicho; golpee el tablero del auto y entonces el teléfono cayó al suelo vibrando, anunciando una llamada de un número desconocido.
-Muy bien, veo que decidiste moverte- grazno la voz de Kristen al otro lado de la línea, haciendo que me enervara la sangre-, hacia mucho que no te veía tan decidido. Por eso te daré un premio… la tengo en Charles North, en su casa… ¿Qué irónico no? Morir en tu propia casa, casi suena como el titulo de un libro o de una película, que fácilmente podría ser una comedia; pero supongo que para ella no es tan divertido como lo es para mí… y que para ti no es tan satisfactorio, pero no seré tan mala como crees, es un juego… muy divertido… y para que te motives aun más… te tengo una sorpresita.
Escuche un par de pisadas, como subía unas escaleras, una puerta abrirse y luego los frenéticos sollozos de Natalia… como un sonido de fondo en una película de terror; se me erizo la piel y me aferre al volante con violencia.
-Dile algo lindo a tu novio, Naty- susurro Kristen con sarcasmo-. Recuerda que quizá sea lo ultimo que le digas, así que… mejor… despídete de tu noviecito.
Mi amada Natalia lloraba desconsoladamente, sin poder externar verdaderamente el nudo que se le había formado en la garganta, escuche como una cuerda cayo al piso y como crujía una silla metálica al momento de que alguien se levantaba; escuche como trato de serenar su voz, para que no sonara tan afligida y tartamudeo antes de decir algo…
-Te amo…- era la primera vez que me lo decía, y tuvo que hacerlo con esa hermosa voz suya… quebrada y sollozando.
No pude contestarle, también la amaba… pero ahora estaba empeñado en conducir a Charles North, a la casa de su padre; ahí la tenía secuestrada Kristen; escuche un murmullo al otro lado de la línea, Raven había cruzado nuestras líneas… Sara, seguramente, estaba escuchando todo… al igual que todo los demás, esto no era justo. Kristen nos había metido en un juego que no teníamos grandes posibilidades de ganar, pero aun así estábamos obligados a jugarlo, porque había vidas en riesgo, vidas inocentes y que a ella no le interesaban en lo más mínimo. Mis dedos estaban crispados en el celular y en el volante, mientras mis lágrimas quemaban todo a su paso, saliendo por la impotencia que sentía en este momento; nuestras líneas seguían conectadas, Aarón y Sara podían escucharlo todo. Sara bufo cuando escucho la risa de Kristen al dar su último aviso, y cuando Natalia rompió en llanto… por el miedo que le había infundido; iba a ser complicado entrar a la casa, Kristen no trabajaba sola… siempre había dos o tres hombres cubriendo su espalda.
-Espero que no llegues demasiado tarde, Ian- farfullo Kristen a la distancia-; eso si que seria una lastima.
-Prométeme que les darás la noticia a mis padres y que procuraras que no sufran demasiado… por favor- me rogo Natalia conteniendo sus lagrimas y sollozos, aleje el teléfono de mi oído y me limpie las lagrimas.
-Te lo prometo, todo estará bien- le prometí, aunque ni yo mismo estaba seguro de mis palabras-. Natalia, yo también te amo.
Escuche como Kristen aplaudía a la distancia y reía con descaro, luego la respiración de Natalia se agito repentinamente y logre captar el sonido de la respiración de Kristen, acompasada… tranquila, haciendo lo que mejor hacia: infundir un miedo tan profundo que calaba hasta los huesos, solo con su sepulcral silencio; estaba detrás de ella, ignoro como lo supe, pero era así… podía apóstalo. Imagine el menudo cuerpo de Natalia, paralizado por el miedo que le infundía Kristen al rozar la pistola en su rostro y su cabello, en silencio. Oí un jadeo histérico, acompañado de otra risa obscena. Todo lo hacia solo para molestarme, para sacarme de mis casillas… para acorralarme y disponer de mí a su antojo, y lo permitiría, haría cualquier cosa porque ella estuviera a salvo, aunque mi posible muerte la devastara… lo prefería mil veces a que fuera ella quien muriera; no iba a permitir que eso pasara, y no era el único dispuesto a salvar su vida. Ahora era yo mismo, el que se reprochaba, mi estúpido egoísmo era lo que la tenia cautiva… a la espera de que pasara lo peor, y a mí… con una incertidumbre insoportable; aquellos buenos momentos se veían tal lejanos ahora, tan distantes, tan ausentes… aunque intentara desesperadamente aferrarme a ellos, para tener una esperanza de que todo se resolvería, y aun había una enorme distancia separándonos, unos metros que parecían interminables… que parecía que aumentaban conforme avanzaba, empeñados a no dejarme llegar a mi objetivo. Los bufidos de Sara me distraían a medias, ella consideraba a Natalia una gran amiga y a Aarón lo hería profundamente ver a su amada tan frustrada; más por ella que por mí había dejado de ver a Natalia como un objetivo y la había convertido en parte de nosotros, aunque no fuera activa en ningún sentido, sino que era más bien una protegida… por todos. Pise el acelerador, pero parecía que todo conspiraba para que fuera más lento, tenia que llegar… no quería imaginarla muerta, yaciendo en el suelo por mi culpa, con una herida de bala perforándole la sien y con su lustroso cabello lleno de sangre…
Negué con la cabeza, recordando los cuerpos sin vida que había tenido que observar durante mi estancia en la Hermandad, obligado por ser su compañero; Kristen era cruel, siempre lo fue… desde niña demostró ser una niña dotada con habilidades de manipulación sorprendentes, además de que nació en el seno de una familia de mercenarios de guerra, que estuvieron en su apogeo durante la Segunda Guerra mundial. Su entrenamiento militar superaba el nuestro, y ella… se dedicaba a asesinar sin usar armas, de ningún tipo… no tenia esa necesidad; nadie, nunca, pudo explicar su capacidad de penetrar en los pensamientos ajenos y manipularlos de una forma increíble, y su fetiche de matarlos mientras dormían, torturándolos con pesadillas absurdas, pero coherentes hasta cierto punto. Tampoco estaba dispuesto a encontrar a Natalia tendida en una cama con los ojos bien abiertos, aferrada a las colchas… muerta, inerte, aunque pareciera que en cualquier momento se levantaría a abrazarme; no lo iba a permitir, no importaba lo que tuviera que hacer o a que tuviera que arriesgarme.
-Tú sabes lo que pasara, Ian…- bramo Kristen al otro lado de la línea, con voz fanfarrona-. Llegaras tarde, y ella estará muerta; no podrán encontrarme nunca… nadie lo ah hecho y no serás el primero.
‘’Luego de eso, mi padre te encontrara… pelearan y yo te matare con mis propias manos, luego de narrarte mi hazaña con el mayor numero de detalles posibles y me odiaras, querrás matarme y tus sentimientos serán tu guía al infierno- aseguro ella riendo-. Todos necesitamos uno, ¿no crees? Y el guía de Natalia, soy yo… lindo, ¿verdad?
-Vete al demonio- escupí con molestia-. No le toques un cabello, o te matare con mis propias manos.
-Me gusta tu tono, de modo que te esperare…- su risa me perforo los oídos como miles de diminutas agujas-. Quiero que la veas morir… mientras te sientes impotente al no poder hacer nada al respecto, y deseo que me odies tanto como para dedicar el resto de tu patética vida a buscarme sin descanso… para que al encontrarme, encuentres tu propia muerte.
El celular cayo al suelo provocando un ruido extraño, cerré los ojos… intentando enfocarme en los sonidos que provenían del fondo, escuchaba pisadas y gemidos, como si fuera una pelea; Natalia tenia que haber huido y ahora estaba luchando por su vida, pise el acelerador a fondo nuevamente, abriendo los ojos y secándome las interminables lágrimas que nublaban tenuemente mi campo de visión. Finalmente logre ver la calle, esa esquina que logre memorizar luego de seguirla furtivamente y luego acompañarla como su novio, pero ahora no tenia motivos alegres para dar vuelta en esa esquina; ahora la vida de Natalia dependía de que llegara, y de que lo hiciera a tiempo. Acelere aun más, con el corazón chocando contra mi pecho, amenazando con salir de su sitio en cualquier instante… vire violentamente en el jardín de su casa, derrapándome, dejando varios surcos en el pasto; tome mi arma y la cargue, apartando el teléfono de mi oído.
-¡Ian relájate, estamos muy cerca!- me grito Aarón por el auricular.
-No me voy a quedar a esperar- solté con ira, mientras me arrancaba el comunicador-. No permitiré que le haga daño, déjenlo en mis manos…
Iba a entrar, solo o acompañado, pero no iba a esperarlos… si lo hacia Natalia moriría, y no estaba preparado para perderla, ni así ni de ninguna otra manera; pero entonces el sonido que menos espere… taladro mi oído dejándome perplejo con la mirada fija en la casa, parado como un idiota con los músculos entumecidos. El arma que tenia Kristen se disparo, en un ruido sordo, como si hubiera sido amortiguado por algún cojín o un cuerpo humano; trague saliva y salí del automóvil rápidamente, tenia que entrar ya. Escuche vagamente el jadeo de Sara, todos se habían dado cuenta del disparo…
Espere un segundo con el teléfono pegado a mi oído, pero no escuche nada... ningún sonido de fondo que me indicara que había alguien vivo en esa habitación, pero no escuche nada y segundos después… la comunicación se corto, dejándome confuso, deseando que fuera Kristen quién estaba muerta y no Natalia, porque no existían mas posibilidades; cerré la puerta de golpe, y avance por el jardín, los hombres que estaban custodiando la entrada se hicieron a un lado en cuanto me reconocieron, dándome el acceso libre a la casa. ¿Era una trampa?, no podía predecirlo… afuera había mas o menos cinco guardias y dentro… no había señal de uno solo; inspeccione la casa esperando encontrar a Kristen sentada en algún sillón, o recargada contra alguna pared para anunciarme la trágica muerte de Natalia, pero no había nada… ni nadie, parecía que estaba desierta, ni siquiera un paso en el segundo piso, una respiración… otro disparo, nada. Esto no me gustaba para nada, no era una buena señal, sino todo lo contrario, era un mal augurio y yo tenía todos los sentimientos a flor de piel, confundiéndome y manteniendo mi estado de alerta.
Vislumbré las escaleras, comencé a subir lentamente, con el arma frente a mí… preparado para usarla en cualquier segundo, esta vez no cargaba ninguna otra arma y los demás aun no habían llegado, lo supe por la ausencia de revuelo afuera; los escalones crujieron suavemente bajo mis pies, uno a uno los fui subiendo, con sumo cuidado. Al llegar arriba vi como Kristen salía tambaleante de la habitación de Natalia, se dolía de un brazo… le sangraba torrencialmente, pero traía un arma en la mano sana; me miro con ira cuando se percato de mi presencia y jalo el gatillo con rapidez, sentí como la bala roso mi rostro y luego ella cayo al suelo semi-inconsciente. Corrí hacia la habitación, estaba oscuro… pero esos cabellos color caoba eran inconfundibles, al igual que la sangre que se esparcía por el suelo, la había matado… Kristen la había matado. La ira ascendió por mi columna, como una potente descarga eléctrica, desestabilizándome por completo; volví en mis pasos para poder encarar a aquella mujer pelirroja, que me había arrancado mi único motivo para vivir, alzo la mirada con irreverencia y se incorporo; la amenacé con el arma y ella río con insolencia, bajándola lentamente.
-Vamos, Ian… no seas ridículo- farfullo con atrevimiento-, no eres capaz de matarme, ser un asesino requiere tiempo… y tú, no lo tienes. Debes tomar una decisión y tampoco eres capaz de hacerlo, no eres más que un cobarde que se enamoro tontamente de la persona equivocada, ese fue tu peor error y ahora cargaras con la culpa de no haber podido salvar a quién decías amar; todos se sentirán decepcionados de ti, y yo me encargare de que ella sepa que no tuviste el valor suficiente para ayudarla, así como Billy Bellager sabrá que no cumpliste tu promesa y nos entregara a tus compañeros en bandeja de plata… como venganza.
‘’Todos los encuentros están destinados a suceder, es cuestión nuestra cuando lo harán, en que momento preciso… pero en algún momento sucederán; la muerte no es mas que otro encuentro, solo que es un encuentro totalmente desconocido y que nos produce un temor inexplicable… ¿no es así?- su voz se alojaba en mi subconsciente, mientras permanecía inmóvil frente a ella-. Lo único que debes preguntarte ahora es, ¿Cuándo te encontraras nuevamente con ella?, ¿pasara mucho o poco tiempo?, y si ella querrá verte luego de que le fallaste. Es tan divertido, jamás imagine que saldría tan bien y que seria tan sencillo; pensé que eras un rival formidable, pero nuevamente me eh equivocado contigo, te di demasiadas pistas y nunca hiciste nada al respecto… eres patético, Ian… tu muerte será lo mejor que te pueda suceder.
Sentí el cañón frio entrar en contacto con la piel desnuda de mi frente, pero ella me miraba a los ojos, sin desviarlos un segundo, ya que sabia que eso podía ser el ultimo error de su existencia; sus palabras me herían profundamente… aunque no sabia si ella se había dado cuenta de ello, era como si estuviera diciéndome lo que era o no capaz de hacer, cosas de las que no estaba seguro ni yo mismo. Solo estaba seguro de que la amaba, y no era solo una careta para engañar a todos, no podría en riesgo su vida de no saber que era correspondido enteramente, yo la miraba… o al menos eso creí, porque no me podía sacar de la cabeza la imagen de esa chica de cabellos marrones, su gracioso andar, toda ella había sido especial y ahora, estaba muerta… en su habitación, muerta de un disparo; mi cabeza trataba de asimilar la información sin mucho éxito, pero esa imagen estaba tatuada a fuego en mi mente. Solté mi arma y eso confundió a Kristen, sin que esta se atreviera a abandonar su postura. Todo parecía tan irreal, como una cruel pesadilla asediando mis sueños, una posibilidad que aun no se cumplía; pero podía captar olores, sensaciones, evocaba recuerdos… pero nunca encontré algo que me hiciera ver que estaba soñando. Cerré los ojos, soltando el poco aire que quedaba en mis pulmones, liberando la tensión, si Kristen me asesinaba… me reuniría con Natalia sin tener que esforzarme mucho. Afuera comenzó un barullo incontrolable, disparos, gritos… que comenzaban a alejarse, era como entrar a un plano extracorpóreo junto a Kristen, una dimensión donde solo estábamos ella y yo; pero… ¿Dónde había quedado toda la ira que sentía?, no estaba dispuesto a morir sin llevármela conmigo; un calor abrazador se extendió hacia mis brazos y piernas, proveniente de mi pecho. Abrí los ojos y los clave con violencia en los suyos, mostrándole que aun tenia varios ases bajo la manga, vi con satisfacción como la incomodidad y la inestabilidad llegaban a sus ojos… reflejando sus emociones, como dos puertas hacia su interior; sus labios temblaron con temor, y el arma que ella mantenía contra mi cabeza se alejo unos centímetros, pareciera que conocía su final, que podía sentir y comprender mi ira. Alce una mano, lentamente y la cerré en torno a su cuello… sus ojos se alarmaron, y lucho por soltarse de mi agarre, no presionaba con mucha fuerza… pero le incomodaba y a mí me satisfacía verla desesperada; su arma cayo al suelo también, provocando un sonido sordo… el cual escuche vagamente, como si también estuviera lejos. Había tenido razón, alguien iba a morir ahí, nadie era inocente… ni ella, ni yo, nadie… pero no me importaba, ya no; comencé a hacer más presión en su diminuta garganta, ella comenzó a patalear hasta que logro soltarse… cayendo al suelo acariciando su cuello mientras me miraba con furor. Patee su arma antes de que pudiera tomarla, y ella gimió débilmente; estaba poseído… no veía otra cosa que no fueran las formas de matarla, mi fuerza era injusta y no me importaba. Le golpee el rostro con el puño cerrado y ella me abrió una mejilla con una navaja, sentí como la sangre corría libremente hasta que mi camisa la absorbía lo mejor que podía, propine otro golpe, uno tras otro… como una lluvia, sobre su rostro…manaba sangre de su boca, en un hilillo diminuto que pronto se volvió borbotones; la aleje de mi con un puntapié y me miro fijamente, intentando erguirse para volver a la pelea, nunca fue cobarde… ni una de las que huyen aunque sepan que no pueden ganar. Volví a golpearla, era una verdadera faena… su rostro estaba enrojecido y sangraba, pero no podía dejar de hacerlo, era incapaz… tenia que calmar la rabia que crecía en mi interior conforme pasaban los segundos e iba cayendo más en cuenta de que Natalia estaba muerta. No se lo iba a perdonar, no tenia porque hacerlo, no se lo merecía; la sangre mancho mi rostro… mis manos, mi cuerpo y seguí arremetiendo contra ella sin piedad…
-¡Ian, no!- chillo una voz cercana a mí.
Un cuerpo corpulento me alejo del cuerpo de Kristen, y entonces me percate de las lagrimas que corrían despiadadamente por mi rostro, mire el inerte cuerpo de la pelirroja, tendido en el suelo de un modo completamente inhumano, estaba muerta, yo la había matado… con mis propias manos, tal y como se lo había dicho minutos antes en el estacionamiento, una amenaza que no sabia que cumpliría. Algo dentro de mí se rompió en ese momento, mi faceta de ira y saña contra Kristen fue bruscamente sustituida por una confusión y una tristeza irracionales; los ojos de Sara se cruzaron con los míos y luego me percate de que Christina y Lía revisaban a Kristen, con la vana esperanza de que aun tuviera signos vitales, por débiles que fueran. Mire en dirección a la habitación de Natalia, la sangre se había regado mucho más y ahora había un brazo extendido… mostrándose desde el otro lado de la cama, Sara grito y quiso correr en esa dirección, pero Aarón la sostuvo y la abrazo contra su cuerpo para consolarla; el resto siguió su mirada, ahogando sus gritos… buscando refugio unos en los otros. William puso su mano sobre mi hombro y Maurice me ayudo a incorporarme, sabían lo que quería hacer, aunque yo mismo no estaba seguro de querer hacerlo, ¿estaba realmente preparado para afrontarme a esto?, ¿Cuál seria la expresión de su rostro?, ¿Dónde le había disparado Kristen?, ¿Qué iba a hacer ahora sin ella a mi lado?, ¿Cuánto tiempo tardaría Billy en llegar y darse cuenta de lo ocurrido? Todo era borroso, confuso y mi cabeza no me permitía sentirme seguro de mis pasos, mis pies se movían… lenta y torpemente uno frente al otro, deseando no llegar al borde de la cama; cerré los ojos con coraje, pero ya no había, ni un diminuto, rastro de la ira que me había dominado momentos antes, ahora todo era triste, una mancha grisácea que opacaba mi mente, como una neblina espesa cubriendo una ciudad, al igual que las nubes que ahora estaban impidiendo el paso de la luz del sol.
No quería llegar, no tenia intensiones de hacerlo… pero mis pies seguían moviéndose, queriendo develar lo inevitable a mi cabeza, suplantar la imagen de su posible cadáver, por una totalmente contundente; poco a poco William y Maurice se negaron a acompañarme hasta ese lugar, que parecía completamente oscuro y lúgubre… totalmente ajeno al resto de la habitación, que estaba pintada de azul claro. Pude ver con claridad la mancha de sangre en la colcha y otras gotas en la pared, que definían el trayecto que ella había tenido hasta caer al suelo… donde había terminado de desangrarse; trague saliva y me detuve a unos centímetros de la cama, armándome de valor para volver a mi pesado andar. Las imágenes de sus últimos minutos, anidaban en mi mente con brutal satisfacción, Kristen había conseguido su meta, torturarme... incluso aunque ya había muerto, pero no había matado a Natalia con premeditación, ella había peleado… luchado por su vida, aunque sabia de antemano que era una pelea que no podía ganar; era un cuadro sanguinario, sangre por todos lados, evidenciando dos disparos… desde sitios diferentes. Uno había herido a Kristen en el brazo y el otro… había matado a mi Natalia, entreabrí los labios inconscientemente… gimiendo con aflicción; me obligue a volver a caminar, mientras las miradas de todos se concentraban en mi espalda… esperaban a que yo fuera quien la encontrara, como ella me lo había pedido. Baje la mirada, lentamente, tratando con esmero de apartar las horrendas imágenes que habían germinado en mi mente y llenándome de valor para poder mirarla, en el suelo… tan fría como un glacial; me incline para atraer su cuerpo inerte hacia mí con cuidado, sus cabellos color caoba se humedecieron aun más por la sangre que había regada en el suelo.
El gemido se quedo helado en mi garganta cuando vi su rostro, tenía los ojos cerrados y los labios curvados en una sonrisa, sincera…, honesta, franca; su rostro parecía dulce y apacible, y tenía el orificio de la bala directamente en el centro de su frente, con el cráneo deshecho de la parte de atrás… de ahí emanaba la sangre a borbotones, pero no era Natalia… se trataba de otra persona. En ese momento me di cuenta de que Irina no había llegado con los demás, me percate de que nunca la vi de nuevo ni la escuche, después de verla en el estacionamiento del Instituto; el cuerpo inerte y helado que sostenía en mis brazos era el cadáver de Irina Slade. La cargue y salí con ella, bajando las escaleras, ya no había forma de salvarla… ese tiro había sido certero y mortal al instante, todos me siguieron… dejando el cadáver de Kristen en el pasillo del segundo piso, no era una prioridad. Christina tenia una expresión dolida en el rostro, al igual que todos sus compañeros, pero nadie dijo nada… toda la casa estaba sumida en un silencio sepulcral e incomodo; mire a Aarón y con un gesto le señale la puerta, él asintió en silencio y Bruce se hizo cargo del cuerpo.
Los dos salimos, un tanto más aliviados aunque terriblemente confusos, a nuestro alrededor había sangre y siete cadáveres tendidos en el suelo, el jardín estaba hecho pedazos por culpa de los neumáticos de nuestros automóviles. Pero yo solo podía pensar en una cosa: Natalia estaba viva, pero ¿donde?
-¿Qué demonios paso aquí?- murmuro Aarón lanzándole una escéptica mirada a la casa.
Ni yo mismo podía explicarlo, aun no encontraba una explicación; pero ahora teníamos que encontrar a Natalia y limpiar todo el desorden que habíamos causado, aun contábamos con que nadie se había dado cuenta, Charles North era un lugar lujoso, donde rara vez había casos como este, pero era muy bueno para una escena así de dramática… puesto que sus habitantes trabajaban casi toda la mañana y sus hijos asistían al colegio. Mire las casas de los alrededores, todo parecía tan armonioso, como si nunca hubiera sucedido nada… todo era perfecto, menos la caótica imagen que debía mostrar la casa del respetable abogado Billy Bellager, cuya hija estaba desaparecida en este momento.
-Creo que yo puedo contestar esa pregunta…- canturreo Raven a espaldas de Aarón, mirando en misma dirección que nosotros-. Luego nos daremos a la tarea de encontrar a la chica.
-Puede estar en cualquier sitio…- susurro Aarón, provocándome un desaire-, pudo ser una trampa y tenía a Natalia en otro lugar.
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