domingo, 14 de agosto de 2011

Angel. Prefacio.

    Estaba segura de que la seguían, desde dos puntos diferentes… y no podía detenerse a mirar, si lo hacia… la muerte la alcanzaría antes, era inevitable. Tenía que seguir corriendo, jadeaba de manera desbocada, el corazón latía al triple de su ritmo normal; la herida que ya tenía en un costado seguía sangrando y no sentía dolor alguno.
  Ellos olían el miedo, se alimentaban de él… y podían seguirla tranquilamente hasta donde sus fuerzas se lo permitieran a la chica, no había prisa… tenían todo el tiempo del mundo; su abstinencia había llegado al final, no estaban dispuestos a soportarlo un minuto más. Una mujer alta de cabello negro con rayos azules, alzo su rostro hacia el cielo nocturno de Brooklyn, esperando ansiosa la llegada de sus compañeros; la satisfacción de ver a su presa correr para intentar escapar, verla sangrar y saber que tarde o temprano su presa se convertiría en su propia asesina, no tenían la necesidad de matarla en un instante… una pequeña laceración en el lugar indicado era más que suficiente para seguirla y verla morir lentamente.
  Una sombra apareció detrás de la chica y ella sonrió complacida al percatarse de su presencia; estaban perfectamente bien apareados, ambos sentían un vertiginoso placer al matar y podían hacerlo por gusto, o por dinero… la vida no representaba un obstáculo para su ambición y satisfacción personal.
  La lluvia mantenía su rubio cabello contra su rostro, impidiéndole ver con claridad la calle por la que corría y aun así seguía adelante… sintiéndose más y más débil con cada paso que daba para escapar; dio una vuelta equivocada y se topo con un callejón sin salida. Su instinto le exigía que saliera de ahí, pero no había a donde huir… ellos venían detrás de ella, no podía volver por donde había llegado; la lóbrega noche estaba apenas iluminada por lo faros de  la calle, por eso pudo ver sus sombras acercándose paulatinamente hasta donde estaba. Sus lágrimas empañaban aun más su mirada, estaba consciente de que solo estaba aplazando lo inevitable… se dejo caer sobre las baldosas húmedas del callejón doliéndose de la herida que tenia; hizo un poco de presión y ahogo su grito de dolor cerrando los ojos. Los dos aparecieron frente a ella, como dos espectros fantasmagóricos que venían a reclamar lo que les pertenecía… los miro asustada, con todos los músculos agarrotados por el terror, lo inevitable había llegado a su fin. La mujer sonrió cínicamente y el hombre la alentó con un gesto para que terminara el trabajo; ella lo beso y luego asintió mirando a la chica rubia con una sonrisa maliciosa.  Le abrió la garganta con una navaja. La joven cayó al suelo, muerta… su sangre corrió junto con el agua que caía incesantemente. A 464 kilómetros de ahí, una joven de cabello castaño se levanto aterrada por el tétrico sueño que había tenido; suspiro y miro por la ventana… aun era de noche y al amanecer viajaría a otra ciudad, su decisión era inevitable, sucedería de cualquier manera y ya no podía arrepentirse de lo que había hecho…

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